La mentira de los co-pagos, subidas de tasas y el IVA: Los impuestos de los ricos, los pagamos los pobres

Miguel Ramírez Muñoz. Coordinador Provincial de IU Ciudad Real.- Habitualmente, y popularmente, se entendía que la derecha es menos favorable a los impuestos que las izquierdas, y así veníamos asistiendo a que en los programas de los partidos políticos de la derecha, se hacía especial hincapié en la rebaja de impuestos, en teoría para favorecer la economía “privada”, y por otro lado, las izquierdas, hablábamos de mejores impuestos, en teoría para favorecer al conjunto de la sociedad.

Sin embargo, desde que ZP dijera aquella frase “bajar impuestos es de izquierdas”, y que el PP se liara con la subida del IVA, aquí parece que nadie sabe por dónde se anda.

Desde que empezó nuestro “rescate”, en mayo del 2.010, se han ido imponiendo nuevas figuras impositivas; euro por receta, co-pago farmacéutico y en el transporte sanitario, enorme subida de tasas de la Junta de Castilla-La Mancha, tasazo en la Justicia, en matrículas universitarias, subidas de la luz, agua, gas, combustibles, etc.., a la que tenemos que sumar una gran subida del IVA, que es el impuesto más injusto, pues grava por igual a todo el mundo, sin tener en cuenta su capacidad económica.

Cuando hablamos de estas subidas, no podemos olvidar otras subidas de impuestos encubiertas, como por ejemplo, el retraso de la edad de jubilación o los recortes en prestaciones por desempleo, que son también subidas de impuestos, pues al fin y al cabo se va a tener que pagar más y durante más tiempo, por acceder a un derecho o una atención social.

El resultado final de todo esto, es un profundo cambio de la estructura impositiva de nuestra fiscalidad, de tal forma, que con la excusa de no hacer una reforma fiscal justa que cumpla con el mandato constitucional de unos impuestos progresivos, se está produciendo un escandaloso y vergonzante trasvase de rentas de las capas populares, a los sectores mas enriquecidos y privilegiados.

La sociedad española es víctima de un chantaje inaceptable por parte de determinados sectores económicos y financieros, que amenazan con una fuga de capitales si se acomete esta reforma, o se le pone cerco al fraude fiscal de las grandes empresas y patrimonios de nuestro país, que según los técnicos de Hacienda, podría suponer aumentar la recaudación del Estado en unos 60.000 millones de euros anuales, dinero más que suficiente para el sostenimiento del gasto social y evitar los recortes.

Aún así, la fuga de capitales se ha ido produciendo en este último año, más de 300.000 millones de euros “desinvertidos” en nuestro país, y se han ido por la insostenibilidad de las cuentas públicas, debido especialmente a la caída de los ingresos y por unas políticas de recortes que han empeorado la crisis en España y la vuelta de la recesión en Europa.

Este círculo vicioso no es por casualidad. Las numerosas rebajas fiscales del PP y el PSOE, han supuesto que la presión fiscal sobre las clases medias y trabajadoras sea de las mayores de la UE, mientras que para las grandes empresas y patrimonios existe todo un abanico de paraísos fiscales legales (como las SICAV) que les permiten tener una presión fiscal muy inferior a la que tienen las PYMES y trabajadores. El tipo medio por Impuesto de Sociedades de las principales empresas del IBEX 35, no llega al 12%, mientras que la del IRPF de los trabajadores y pymes es del 20-25%.

Ese hueco que dejan en las cuentas públicas la no tributación de estos sectores enriquecidos, están siendo compensados con la reducción de servicios públicos, despidos y subidas de tasas, IVAs y copagos, que especialmente sufrimos la mayoría social.

Es decir, que esta contradicción de pagar más impuestos cuando se reciben menos servicios, es el resultado lógico de una política fiscal, tendente a favorecer a la élite empresarial y financiera, en detrimento de la cohesión social y territorial del conjunto de España y de Europa.

Ese excedente empresarial, esa plusvalía añadida por no contribuir de una manera justa al sostenimiento de las cuentas públicas, fue destinado a fondos de inversiones especulativos en vez de favorecer a la economía real, y resulta que ahora que han pinchado, se nos vuelve a descargar sobre los ciudadanos el coste de su rescate financiero.

Como verán, cuando oigan a un miembro de cualquier gobierno decir que bajarán los impuestos, échense mano a la cartera, porque lo que quieren es que bajo otras formas, la mayoría social y trabajadora, cubramos el agujero que no pagan la minoría enriquecida, rentista y especuladora.

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