Manuela López Romero.- Qué le queda a un presidente cuando la mentira es su única bandera. Qué credibilidad posee alguien que empobrece a conciencia al colectivo más sensible de la sociedad, un colectivo que no se merece que se juegue con su dinero y en las actuales circunstancias de desempleo con el sustento de sus descendientes más próximos.
Cuando las calles de nuestro país son un clamor de voces contrarias a las políticas suicidas de recortes del gobierno actual, no pasa un día sin que una medida atente gravemente contra el estado de bienestar, aquel que se paga de nuestros impuestos.
Las políticas socialdemócratas o el mal llamado “café para todos” por parte de la derecha mas rancia, permitía un reparto equitativo de los recursos comunes, reconocía el derecho a una justicia y una educación gratuitas y de calidad seguramente mejorables pero intocables, garantizaba una sanidad pública y universal, no se puede permitir considerar a ciudadanos de primera, los que no esperan lista alguna para ser intervenidos y ciudadanos de segunda, los que no tienen derecho a sanidad, fruto de la absoluta falta de sensibilidad del Gobierno Popular.
Es indecente anunciar ese atropello al poder adquisitivo de los pensionistas al tiempo que termina el plazo que se concedió, por parte del gobierno del PP, de amnistía fiscal a las” rentas no declaradas” según el gobierno y a los defraudadores para el resto de contribuyentes.
Si hacemos un rápido balance de su gestión anual, la privatización de la sanidad, el deterioro de la Educación Pública, el medicamentazo, la subida del IVA, los recortes de los sueldos de los funcionarios, la inyección de dinero público a la banca para pagar sus desmanes y ahora el sabotaje al presupuesto de los pensionistas, va mejorando señor Rajoy.
