UPyD.- El próximo domingo se conmemorará, el Día Internacional contra la Violencia de Género; y lo conmemoraremos como cada 25 de Noviembre desde que la ONU declarara oficial esta fecha propuesta a raíz del primer encuentro feminista de Latinoamérica, celebrado en Bogotá en julio de 1981.
Han de transcurrir más de dos lustros para que la ONU aborde tan gravísimo problema y lo hace aprobando en 1993 la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer (Res. A.G. 48/104, ONU, 1994), en la que define la violencia de género como “todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible ó real un daño físico, sexual ó psicológico, incluidas las amenazas, la coerción ó la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.
Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces y cualquier cosa que al respecto se diga, sonará a tópico. Lacra social; tragedia; desigualdad; discriminación y un largo etcétera. Sin embargo a pesar de todos los tópicos, una cruda, trágica y terca realidad se impone sin ningún atisbo de retroceso en tantos años de padecimiento de esta insufrible epidemia social que es el maltrato a la mujer.
No existe una única causa que explique esta reprobable y condenable actitud que se ha convenido en denominar Violencia de Género. Múltiples factores se aúnan para desencadenar tan execrables actos; sin embargo, siempre subyace un desequilibrio en las relaciones de poder entre los sexos en los ámbitos social, económico, religioso y político. Y precisamente por eso, como todo proceso pluricausal, es difícil y complejo de erradicar.
La Violencia de Género afecta por igual a todos los países, con independencia de su grado de desarrollo, como igualmente se hace presente en todos los estratos sociales. De ahí que su implementación se materialice a través de la puesta en marcha de diferentes mecanismos, a la cabeza de los cuales una legislación en la materia, se rebeló en su momento como la punta de lanza imprescindible para sacar del reducido ámbito doméstico, lo que era un gravísimo problema social.
No en vano, la Ley 1/2004, de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género en su Exposición de Motivos, cita textualmente: “la violencia de género, constituye uno de los ataques más flagrantes a derechos fundamentales como la libertad, la igualdad, la vida, la seguridad y la no discriminación proclamados en nuestra Constitución”.
