Miguel Ramírez Muñoz, Coordinador Provincial de IU Ciudad Real.– Si hubiera olimpiadas sobre comunicación, no cabe duda que la medalla de oro sería para el SAT y Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y diputado andaluz de IU. Mas allá de las formas en que suelen realizar sus protestas los combativos sindicalistas del Sindicato Andaluz de Trabajadores, el fondo de la protesta y la denuncia es de lo más oportuno, además de una advertencia de un futuro casi inmediato, si no hay una rectificación de las políticas de recortes y empobrecimiento que está imponiendo el PP.
Solamente la casualidad, algunas veces muy caprichosa, ha hecho coincidir en el tiempo la decisión de un ayuntamiento catalán de obligar a los supermercados a sacar la basura con candado, para evitar las escenas de personas rebuscando algo que llevarse a la boca, y esta acción reivindicativa de “incautación” de alimentos básicos y de primera necesidad, para su reparto entre familias extremadamente necesitadas.
El fin no justifica los medios, pero habría que recordar que los especuladores de alimentos, retienen millones de toneladas de cereales, leche, frutas, hortalizas, esperando un aumento de precios, aunque eso suponga la ruina de miles de pequeños agricultores o condenar al hambre a millones de seres humanos. Para estos especuladores, al servicio de las grandes cadenas de distribución, nadie pide ni siquiera un simbólico capón.
España tiene casi 6 millones de parados, 1,7 millones de hogares con todos sus miembros en paro, una tasa de pobreza muy superior al 20%, niños que se desmayan en las escuelas porque llegan sin cenar ni desayunar, muchos de ellos la única comida segura, sana y equilibrada que toman es la de los comedores escolares, profesores que hacen colecta para asegurar un desayuno a sus alumnos, y ante todo ese drama social la respuesta desde el poder es la de cerrar bajo llave los cubos de basura, recortar en programas de asistencia social y contra la pobreza, racanear ayudas a parados de larga duración, y dedicar todos los recursos públicos posibles a salvar a una banca usurera.
Ya lo decía Bertolt Brecht, “el verdadero delito no es robar un banco, sino fundarlo”. Aquí, el verdadero delito no es el impago de unos carritos de la compra, sino amparar a todo un sistema que hace de la especulación y de la generalización de la pobreza y de la miseria un lucrativo negocio.