Daniel Martínez. Coordinador Regional IU Castilla-La Mancha.- Como es conocido, fue un 31 de mayo, concretamente del año 1983, cuando se constituyeron las primeras Cortes de Castilla-La Mancha, hace justamente 29 años. Esa fecha y acontecimiento fueron elegidos posteriormente para conmemorar año tras año el Día de la Región de forma oficial.
Una de las novedades de la celebración de este año consiste en organizar unas jornadas de puertas abiertas en las Cortes regionales, con una duración de tres días. Son un puñado de horas para que la gente visite el Convento de San Gil, frente a los 362 días restantes donde la participación ciudadana, la pluralidad política y la representatividad social son inexistentes. Deberían explicar durante estos días porqué tenemos las únicas Cortes bipartidistas de todas las CCAA, las menos democráticas, las que surgen de un sistema electoral que modifica y orienta a su antojo el gobierno de turno, o porqué cada pleno celebrado, desde hace unos cuantos años, se convierte en el circo de las incoherencias y el si quiero a lo que venga del gobierno de turno.
Que expliquen el verdadero significado de las jornadas de puertas abiertas en la sede de un poder legislativo encorsetado al servicio de unos pocos, y donde es imposible que un ciudadano o un representante social o político, que no sea de los dos partidos mayoritarios, los responsables por unos motivos o por otros de hundir esta región, tenga posibilidad real de participar.
Bueno, para algo sirve esta iniciativa, ya existe un mecanismo de participación ciudadana en las Cortes, se pueden visitar durante tres días. Este año la celebración oficial tiene lugar en Guadalajara, aprovechando el gobierno regional para conceder a los familiares de los fallecidos en el incendio de Riba de Saelices la medalla de oro de la Región. Vaya por delante mi respeto absoluto a esa decisión, pero no se puede olvidar que ese reconocimiento coincide en el tiempo con la eliminación de las notables mejoras en condiciones laborales que provocó aquel desgraciado accidente.
Los familiares de los fallecidos se merecen ese homenaje y mucho más, pero es una desfachatez acompasarlo de un retroceso en las condiciones de los trabajadores de extinción de incendios que precisamente se conquistaron a raíz del incendio. La conmemoración coincide prácticamente con el año de Gobierno del Partido Popular, por tanto podríamos decir que es su debut.
Desde la firme convicción de la necesidad de profundizar en un Estado federal y solidario, donde las regiones jueguen un papel fundamental, los responsables de Izquierda Unida de Castilla-La Mancha hemos decidido no asistir a ningún acto oficial de celebración organizado por un gobierno que lleva un año despreciando la región, empobreciendo a sus ciudadanos y destruyendo los servicios públicos más básicos y esenciales que debe sostener e impulsar cualquier gobierno en el ejercicio de sus competencias y responsabilidades.
Este año ha vuelto a rezumar un cierto tufillo a centralismo, donde muchas decisiones claves para esta región, se pueden citar, aunque no solo estas, la instalación del basurero nuclear, el frenazo a los planes de cuenca de los ríos y la continuidad intacta del trasvase o la aplicación a ultranza de las políticas más duras para aplicar el control de déficit, vienen dadas desde Madrid. Ha sido un año de imposición, desde la verdad absoluta que parecen tener, de recortes brutales, de más paro, precariedad, pobreza y ausencia absoluta de un mínimo proyecto de presente y futuro para esta región.
Más allá de los límites geográficos que delimitan Castilla-La Mancha, a las personas y los pueblos nos une la aspiración de mejorar nuestras condiciones de vida con base en sólidos cimientos de solidaridad, igualdad y libertad. Y esta región, primero fue el fruto del desarrollo constitucional, para después buscar una identidad propia, aún en proceso, que pudiera combatir la infravaloración y el olvido sufrido por nuestro territorio.
Allá por los primero años de la década de los 80 partíamos con grandes carencias, sobre todo, a estas me quiero referir específicamente en esta ocasión, educativas, sanitarias y asistenciales, aún no superadas en su totalidad en los últimos años. Con la globalización económica, la crisis y la centralidad en los poderes financieros alejados de la soberanía popular, las políticas regionales deberían centrarse como eje fundamental en conservar y mejorar en todos los aspectos necesarios estos servicios públicos más básicos. Sin embargo, estamos padeciendo medidas injustas e insolidarias y el desmantelamiento, desguace y privatización de unos servicios que son competencia exclusiva de la Junta de Comunidades y que deberían ser intocables bajo ningún concepto.
Nos hacen volver a pasos agigantados a la senda de las injusticias históricas que tanto sufrió la gente de este territorio y que obligó a cientos de miles de ellos a emigrar a otras regiones. Entre los que has estado hasta hace un año, que dejaron tocada esta región, y los que han llegado para acabar con todo con la excusa de la crisis, Castilla-La Mancha esta irreconocible, sin proyecto de futuro ni rumbo cierto más allá de la perdida absoluta de identidad y la deriva hacía la fragmentación social, acentuando carencias históricas.
Pero no vamos a caer en la resignación, ni vamos a dar por buena la verdad absoluta que nos quieren imponer a toda velocidad, para este 31 de mayo debemos reafirmarnos en que hay esperanza, que frente a la resignación podemos ganar el presente y el futuro mediante la movilización, la lucha, la rebeldía y la alternativa.