Enrique Rivas. Portavoz Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia.- De todos es conocido, o al menos así debería ser, como los hilos del poder manejan a su antojo cualquier tipo de situación. Prueba de ello, es el ver como son capaces de incluirnos en un testamento del cual no deberíamos ser partícipes, es más, ni siquiera una inmensa mayoría tenemos lazos de consanguinidad con el supuesto muerto, el cual no es que no haya pasado por la tumba, sino que se recupera felizmente a costa de sus herederos.
Es triste y lamentable el ver como estos psicólogos del poder son capaces de manipular nuestras mentes, al menos las de muchos, enmascarando su cinismo, sus intenciones y su verdadera cara, que no es otra que la de la maldad.
Todavía me pregunto como han sido capaces en tan poco tiempo de, utilizando la palabra mágica “herencia”, cautivar tantos corazones partidos y mentes desorientadas, las cuales, todo hay que decirlo, motivos tenían para estar en tal trance.
Pero lo más aterrador es el olvido, único responsable de la situación por la que estamos atravesando y que va a ser el protagonista indiscutible de la verdadera herencia que vamos a dejar a nuestros hijos.
Que pronto hemos dejado pasar por alto, principalmente gracias al actual gobierno, las verdaderas causas de esta crisis y a los verdaderos causantes de la misma. Es increíble a que velocidad hemos enterrado las expresiones “crisis financiera” y “burbuja inmobiliaria”, verdaderas e inmorales herencias que estamos sufriendo.
La crisis financiera, o lo que es lo mismo, manipulación y corrupción dentro de las entrañas del sistema capitalista y neoliberal, fue el detonante indiscutible de la situación económica a nivel global por la que estamos atravesando, sistema, sin duda alguna, que estos mismos corruptos, a través de distintos gobiernos, están implantando en distintos países causando la debacle ciudadana. Claro ejemplo de todo esto son las medidas que se están adoptando en nuestro país, donde la incorporación de lo privado en lo público es la mejor salida para que recuperen todo aquello que ellos mismos destrozaron, todo ello acompañado por las rupturas del estado del bienestar y de la cohesión social.
En España este terminator no viene solo, viene acompañado de un socio llamado “burbuja inmobiliaria”. Este indecente acompañante de viaje fue creado por un gobierno del Partido Popular, donde su máximo exponente, el señor Aznar, asentó las bases para que años después se extinguieran millones de puestos de trabajo, esos mismos, a los que hoy recurren, con gran orgullo, pasión y devoción, esos pupilos y manipuladores de la verdad del gobierno popular.
Pero este testamento, por desgracia, no acaba aquí. Sus albaceas, encabezados por el señor Rajoy y su indiscutible discípula la señora de Cospedal, son fieles acreditados de este pliego de condiciones, donde su mayor fundamento, para dicha acreditación, está basado en la legitimidad que les han ofrecido las urnas, legitimidad, no olvidemos, que se apoya en la mentira constante tanto en sus palabras como en sus actuaciones.
No se hasta donde llegaremos, pero lo que si tengo claro que no quiero ser poseedor de indecente fortuna y, menos aun, de caer en la tentación de la pasividad, siendo el transmisor, e indirectamente albacea, de un testamento y una herencia que pagaran de manera fulminante nuestras siguientes generaciones, por lo tanto, nuestros hijos, por lo que no me resigno ante esta falsa legitimidad y, por supuesto, ante estos albaceas de la maldad.