Como el espejismo de un moribundo surge la imponente tumba entre la flama del desierto. Sobre ella circulan tenebrosas leyendas, relatadas entre susurros alrededor de las hogueras de invierno. ¿Será la pirámide de Keops, será un zigurat mesopotámico, será el templo de los guerreros de Chichén Itzá? No. Ese enigmático monolito que los lugareños escudriñan con recelo es algo mucho más asombroso, desconcertante y turbador. Es el sin par Aeropuerto de Ciudad Real, cuyos vuelos se han ido y nadie sabe cómo ha sido…
Así de relativo es el tiempo. Apenas cuatro años que estrenamos el aeropuerto y parece que por él hayan pasado tres milenios. No todos los pueblos pueden erigir vestigios milenarios en un solo lustro, y ni eso ha hecho falta para que los manchegos convirtamos esta infraestructura en una ruina flamante para enseñar al visitante. Una formidable cámara que alberga la momia de nuestro fracaso colectivo. Una cripta donde los zombis del despilfarro arrastran sus vendajes podridos como el pentagrama de una distorsión.
Aquí yace el Hijo de Barre-Ra, El Oculto, contemplando la eternidad bajo una torre de cristal y hormigón. Aquí habita la reencarnación de Hipotek, Sumo Sacerdote del Ladrillo, acompañado en su eterna vigilia por los despojos fiscales de los ciudadanos, por las vísceras corruptas de Caja Castilla La Mancha y por el tesoro de Palacio, que a buen seguro servirá a la divinidad imperial para gozar del Reino Celeste de los créditos sin fondo.
Tras la suspensión total de la actividad del aeropuerto se ha oficiado el funeral del faraón con la mortaja más cara: los cuartos de los contribuyentes, esclavos de un proyecto enloquecido y especulador, aplaudido antaño por todos, y ahora por todos abandonado como una metrópolis post apocalíptica.
Las crónicas del Aeropuerto de Ciudad Real relatan una fabulosa sucesión de maravillas y portentos como jamás se vieran. 500 millones de euros de inversión. Avales públicos por 140 millones mientras el pueblo hambriento clamaba por el trigo del valle sagrado. Deudas por más de 300 millones, y tirando por lo bajo. Irregularidades medioambientales. La participación directa de CCM Corporación. El trato de favor de la Caja en la concesión de créditos avalados por las acciones del proyecto. La incompetencia de gestión. El enchufismo en las contrataciones. Los millonarios salarios de los directivos…
Se agotan las líneas, pero no el delirio. El enorme incremento del coste inicial del Centro de Visitantes. Los desastrosos proyectos de obra. Las facturas por trabajos no terminados. La manipulación de los medios de comunicación propiedad de los dueños del aeropuerto. El despilfarro de los autobuses fantasma. La participación de instituciones de todo signo político. Las millonarias financiaciones públicas a las compañías aéreas. El concurso de acreedores presentado por una empresa contratista controlada precisamente por Domingo Díaz de Mera, uno de los principales accionistas del Aeropuerto. El beneficio «obra por obra». La recalificación de los terrenos sancionada tras la aprobación de la LOTAU por parte del Gobierno de Barreda. CR Aeropuertos pagando sendos 2,2 millones de euros a Juan Antonio León Triviño y José Pedro Cano Martínez, quienes fueran respectivamente presidente y secretario de la Cámara de Comercio de Ciudad Real, para que presumiblemente fueran reinvertidos con el objeto de mantener su «status quo» de poder en la sociedad…
Definitivamente el Aeropuerto de Ciudad Real es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma. Un laberinto en el que ni Indiana Jones se atrevería a penetrar. ¿Lo hará el gobierno de Cospedal, o se inhibirá como ya está haciendo en el caso CCM? ¿Investigará estas tramas, depurará responsabilidades? ¿Quién osará desafiar la maldición del faraón, y desentrañar el misterio de la pirámide?
En Twitter: @santosgmonroy
http://santosgmonroy.blogspot.com
Daría todo ese dinero por bien empleado si nada vuelve a llamarse «…de Don Quijote» en la provincia y si mis conciudadanos se leyensen la novela.
Muy buen artículo. Fiel reflejo de la calamitosa situación del aeropuerto. Este proyecto lo mataron antes de nacer. Se han producido tantas irregularidades en su desarrollo que se hace increible ver que aquí no pasa nada y todo el mundo se va de rositas. Y más cuando se ha inyectado tanto dinero público en un proyecto privado. Y la ciudadanía, toda callada. tenemos lo que nos merecemos.