La maquinaria de la rebelión

La historia demuestra, bajo su velo de sabiduría, que los seres humanos marcan su propio destino, el cual viene anudado por las actuaciones llevadas a cabo por cada individuo o colectivo.

Durante el transcurso del siglo pasado se vivieron varias etapas que demuestran que el destino de los demás lo escribieron, a veces con sangre, sudor y lágrimas, los mismos que dieron un paso al frente, algunas veces para bien y otras para mal.

Nuestra última etapa, a la cual bautizaron como democrática, es una prueba viva de que las actuaciones de otros marcaron nuestro actual presente. Esta etapa, al contrario de lo que algunos puedan pensar, no fue fácil. El asentar los pilares por los cuales hoy caminamos, en muchos casos con una pasividad insultante, son el resultado del esfuerzo de nuestra línea ascendente, donde muchas personas tuvieron el coraje de sacrificar mucho tiempo de sus vidas para que décadas después, al menos hasta hoy, viviéramos de una forma más justa y digna.

En la actualidad estos pilares, que pensábamos que eran indestructibles, se empiezan a tambalear peligrosamente. El estado del bienestar, al cual deberíamos tener derecho todos desde que nacemos seamos más o menos solventes, está sometido a un juego sucio y mezquino por parte de aquellos que nunca creyeron en él, que nunca quisieron que los demás pudiéramos disfrutar y que, a día de hoy, nos quieren arrebatar.

Durante mucho tiempo nos han estado dando el caramelo del silencio, con un cremoso relleno de veneno que atacaba a nuestro cerebro, donde su única finalidad era el sacarnos la mejor y más resplandeciente de nuestras sonrisas. Todo esto, mientras que otros se comían el verdadero pastel.

Hoy todavía existen personas que siguen creyendo fielmente en estas tácticas indecentes donde al ciudadano se le tiran las migajas. Prueba de ello, es el laboratorio experimental que se ha creado en Castilla la Mancha, lugar donde se nos dice que no hay, ni siquiera, para el envoltorio de dicho caramelo. Donde se nos quiere hacer creer que con “menos” tendremos “más”. Sin embargo, el pastel se lo siguen comiendo los mismos, porque nadie se puede llevar a engaño “hay pastel”, sino que se lo pregunten a nuestra Presidenta o a nuestros Consejeros, los cuales solo nos enseñan el sendero de la austeridad, el camino de la pobreza y la cima de la privatización, a la vez que, ellos no desprecian el tener otro buen cargo que se sume al que ya tienen, no apartan el pastel de su lado e incluso les tenemos que pagar hasta la guinda del mismo, todo ello suministrado en un gran restaurante, a ser posible, situado en algún “cigarral”.

Es gracioso el ver como cambian las maneras pero no las formas, porque en definitiva el resultado es el mismo.

Cabe la posibilidad, aunque remota, de que haya personas que crean que, aun no siendo médicos, profesores, asistentes sociales, personas en situación de dependencia etc,, esta historia no va con ellos, y nunca más lejos de la realidad. La mayoría de los mortales necesitamos de todos estos servicios y profesionales, de una u otra forma, en algún momento de nuestras vidas. Nuestros hijos necesitan de estos medios educativos, sanitarios y sociales para poder desarrollarse en igualdad y tener las mismas oportunidades que otros.

Como dijo Jacques Stroumsa, el Violinista de Auschwitz : «Al principio, se llevaron a los judíos y no hice nada, porque yo no era judío. Luego se llevaron a los comunistas y yo tampoco hice nada, porque no era comunista. Pero cuando me llevaron a mi, no quedaba nadie para ayudarme».

No podemos olvidar que este sistema público lo pagamos entre todos, por lo tanto, deberíamos ser nosotros los que exigiéramos, contundentemente, a nuestras administraciones a que queremos que se destine nuestro dinero que, con toda seguridad, no queremos que vaya solo para pagar el pastel que se comen los demás.

No seré yo quien le diga a nadie que derechos tiene, o no, que defender. No seré yo quien venga a dar clases de moralidad, dignidad o coherencia, pero, posiblemente, nuestros hijos si tengan el derecho de hacerlo y el día de mañana nos podrán preguntar:

¿Por qué no luchasteis por nuestro bienestar y por nuestro futuro?.

El significado de mejor o peor padre o madre no se donde comenzará ni donde finalizará, pero lo que si sé, con toda seguridad, que voy a tener la gran suerte, como otros muchos, de que mi hijo nunca me pueda hacer esa pregunta y, menos aun, reprocharme que no estuve intentando que tuviera lo mismo que mi padre, con su esfuerzo y lucha, consiguió que yo tuviera.

Hay una frase muy significativa y que a muchos nos debería hacer reflexionar:

“La libertad es como la mañana, hay quienes esperan dormidos a que llegue y hay quienes desvelan la noche para buscarla”.

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