Si los políticos quisieran combatir el fracaso escolar no permitirían, por ejemplo, grupos de más de diez alumnos por clase. Sin embargo, sus decisiones parecen únicamente dirigidas a satisfacer los intereses de los poderes económicos y sociales que los respaldan. Para justificar sus actuaciones sólo necesitan recurrir a cualquier bobería sin sentido porque no hay nadie que les chiste.
La más divertida de las que defiende el Gobierno de Cospedal, con su consejero de Educación a la cabeza, es la de que la convivencia entre la escuela pública y la concertada «se va a convertir en el arma infalible para combatir el fracaso escolar». Esto decía Marcial Marín en la colocación de la primera piedra de un colegio financiado por la Diócesis de Toledo en Illescas. Lo cierto es que favorecer la escuela concertada es tan efectivo contra el fracaso escolar como pintar las aulas de amarillo. Extender la escuela concertada no es el medio para lograr nada relacionado con la docencia, y mucho menos para mejorar los resultados académicos de nuestros alumnos, sino un fin en sí mismo. ¿Cuál?….