La Guardia Civil detiene a 25 personas pertenecientes a una organización criminal especializada en la comisión de robos con fuerza

La Guardia Civil, en el marco de la operación “BATACO”, llevada a cabo en las provincias de Ciudad Real  y Madrid, ha detenido a 25 personas por los delitos de pertenencia a organización criminal,  robo y receptación.

Los detenidos, a los que se les supone autores de más de 110 hechos delictivos, residían en Madrid, llegando a desplazarse por toda la geografía nacional para cometer los robos en polígonos industriales, chalets, estancos, obras en construcción y empresas de transporte de paquetería.

Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de marzo en la localidad de Tomelloso (Ciudad Real) tras varios robos cometidos en naves del polígono industrial. En estos hechos, para cargar y transportar los efectos sustraídos, robaron varios camiones-caja y furgonetas propiedad de las propias empresas víctimas de los hechos delictivos.

De las primeras investigaciones se pudo constatar que los integrantes de la red residían en las localidades de Coslada y San Fernando de Henares (Madrid), y que estaban estructurados jerárquicamente, dividiéndose en pequeños grupos perfectamente organizados que actuaban de forma simultánea en varios lugares a la vez.

Una vez reconocida la zona en la que iban a robar, actuaban de forma organizada en pequeñas células de cuatro o cinco componentes sobre los lugares escogidos, lo cual dificultaba la acción policial al activarse varias alarmas a la vez.

Antes de cometer los robos, reconocían perfectamente la zona, colocaban en los caminos de acceso al lugar señalado a miembros del grupo con la misión de vigilar y avisar en caso de percatarse de posible presencia policial para abortar rápidamente la actividad ilícita. De esta forma, actuaban con total impunidad, teniendo siempre preparada la posible vía de huída.

Para acceder a los inmuebles donde cometían los robos, independientemente de utilizar medios autónomos de iluminación (linternas, focos, etc.), utilizaban herramientas específicas para abrir las puertas, tales como ganzúas y saca bombines. En algunas ocasiones llegaron a utilizar gatos hidráulicos de gran tonelaje con el fin de realizar butrones desde los locales continuos sin hacer ruidos.

Los componentes del grupo encargados de realizar el robo poseían buenas condiciones físicas y amplios conocimientos de electrónica, llegando a fabricar sus propios inhibidores de frecuencia con el fin de vulnerar los sistemas de alarmas, evitando la activación de posibles sensores. Asimismo, para no ser detectados ni identificados, procedían a violentar las cámaras de seguridad y circuitos cerrados de vigilancia de los lugares a robar.

Para sus desplazamientos utilizaban vehículos de gran cilindrada, cuyo gasoil era el sustraído, tanto en los lugares donde robaban como en camiones estacionados en la vía pública. Igualmente utilizaban sistemas para ocultar las matrículas de los vehículos.

Asimismo, vestían ropas oscuras y utilizaban pasamontañas y guantes para no dejar huella alguna. Una vez finalizados los robos, los efectos robados eran introducidos en uno de los vehículos (prioritariamente camiones), contando con el apoyo de vehículos lanzadera.

A la hora de actuar demostraban gran agresividad y violencia, no dudando en reventar las puertas de acceso de los lugares donde se cometían los robos.

El cambio habitual de domicilios junto con el empleo de lenguajes convenidos y de jergas específicas de los países de origen en las comunicaciones telefónicas dificultaba su posible control policial y localización.

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