Ecologistas en Acción de Ciudad Real ha presentado alegaciones contra la promoción de los toros como objeto cultural en Castilla-La Mancha, sumándose a la campaña de asociaciones de defensa de los animales, plataformas antitaurinas y partidos políticos.
En las alegaciones intentamos desmontar uno a uno los tópicos y falsificaciones al uso del entorno taurino y que el gobierno de la Junta defiende sin el menor tamíz de la crítica y el rigor. El documento justificativo de la propuesta de declaración de los toros como Bien de Interés Cultural (BIC) hace una lectura de la evolución histórica de la tauromaquia de forma parcial, al no recoger ni explicar las declaraciones e intentos de prohibición de la “fiesta” dictadas por la Iglesia de Roma (bula papal de Pío V en 1567) y la monarquía española (en el XVII Felipe V y Carlos III, y a comienzos del XVIII Carlos IV). Otro apartado rebatido es la vendida permisividad de artistas e intelectuales con las corridas; el mundo de la cultura no ha resuelto aún su ambivalente relación con la tauromaquia, pues a sus defensores se contrapone una abundante lista de detractores como Jacinto Benavente, Víctor Hugo, Ramón y Cajal, Gregorio Marañón, Julio Caro Baroja, Pablo Sorozábal, Pablo Picasso, Miguel Delibes, Manuel Vicent o Jesús Torbado.
La imagen y el buen nombre de la “Fiesta Nacional” no resisten los embates de la realidad.No son excepcionales el afeitado de los cuernos (práctica ilegal), el suministro de narcóticos, colgarles pesados sacos de arena al cuello, atemorizarlos a base de palos en los corrales o el aislamiento en cuadras oscuras veinticuatro horas antes de salir al ruedo, al fin de debilitarlos para que el matarife lo tenga más fácil. Las encuestas publicadas por acreditados institutos de opinión como Gallup en 2006 e Investiga en 2008 arrojan, respectivamente, un 72,1% y un 67,2% de la población española que “no tiene ningún interés” en los espectáculos taurinos, desmintiendo las proclamas baratas de políticos y medios de comunicación sobre la salud de hierro de la “Fiesta Nacional” y la gran afición que hay. Las ayudas públicas al sector taurino son de unos 550 millones de euros o lo que es lo mismo, 47 euros anuales dados por cada familia española de cuatro miembros, a las que no se les consultó.
Mientras, vemos cómo van a más los recortes presupuestarios en los servicios públicos. Es increíble que la resolución de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes no reconozca el estrés, el padecimiento y la larga agonía de los astados, o de los caballos en el rejoneo. No es exacto que el toro de lidia constituye una raza.La famosa bravura no es genética, es adquirida cuando se les hostiga en la finca en duros entrenamientos.Son variedades de una población muy dispersa, híbridos, descendientes de linajes más puros de unas cuantas razas de vacas. La importancia o aportación ecológica del toro de lidia al mantenimiento de las dehesas está a la espera de un reconocimiento científico (no sólo de los criadores y aficionados).La ocupación real de las fincas de esta ganadería en la superficie total de aquellos ecosistemas mediterráneos en Portugal y España no es demasiado relevante.Su conservación está más estrechamente relacionada con aprovechamientos tradicionales como el corcho y el pastoreo o, más recientemente, el turismo rural y de naturaleza.