Izquierda Unida, ante las declaraciones hechas por el Presidente y el Director General del Club Balonmano Ciudad Real, de llevarse el primer equipo de balonmano a la Comunidad de Madrid, entiende que el Pabellón Quijote Arena deberá pasar a ser propiedad, bien municipal, bien regional, «ya que no podríamos entender que los políticos en el año 2003, fecha de construcción del pabellón, lo cedieran sin una cláusula que de retorno a “lo público”, si el equipo no jugaba en él».
Es por lo que este lunes 20, Carmen Soánez, portavoz del Grupo Municipal de IU en el Ayuntamiento de Ciudad Real, presentará una solicitud para que le sea entregada la documentación en la que se debe reflejar las condiciones de la cesión de los 21.000 metros cuartados, así como solicitará a la Junta de Comunidades lo propio por las inversiones hechas en la construcción del Quijote Arena.
También IU pedirá una memoria de las subvenciones recibidas por el Club, su asociación deportiva y fundación y el concepto y compromiso por el cual las recibieron: «Entendemos que las subvenciones hasta ahora recibidas por el Balonmano Ciudad Real, deberán pasar, aunque en menor cuantía dada la actual situación, a engrosar las recibidas para el deporte base y femenino».
«El Quijote Arena se construyó a petición de los socios y aficionados porque el pabellón Puerta de Santa María se había quedado pequeño para la disputa y presencia de los partidos del Balonmano Ciudad Real. Si, finalmente, el equipo se traslada de ciudad, pero continúa entrenando en Ciudad Real, la administración titular del suelo y del pabellón Quijote Arena debe exigir el alquiler correspondiente, pues Ciudad Real no debe conformarse solamente con las migajas del posible consumo que puedan hacer en los comercios de la ciudad sus jugadores y equipo deportivo. Si, por una mala previsión administrativa, las condiciones de la cesión no contemplaban esta posibilidad, debe ser el presidente del club quien moralmente devuelva las llaves de esta instalación por no ser imprescindible para los entrenamientos».
«Tanto si se hace efectiva como si no la salida del equipo de la ciudad, estas actitudes que no dudamos de su legalidad pero si de su moralidad, deben marcar un antes y un después sobre a quien subvencionar y a quien no, ya que al final resulta que los negocios quedan siempre por encima de la afición y la promoción del deporte».
