¿Dónde están los beneficios de Silicio Solar? ¿Cuánto ganan sus directivos? ¿A dónde ha ido a parar el dinero de las millonarias subvenciones? Misterios sin resolver en noche de eclipse lunar para los 3.000 manifestantes que ayer exigieron en Puertollano la retirada inmediata del ERE planteado por la fábrica de obleas, que podría afectar a unos 700 trabajadores. Domingo Pérez, representante del comité de empresa, fue rotundo: “Basta ya de mentiras y de tomar a los trabajadores como moneda de cambio para presionar”.
Unos 3.000 puertollaneros tomaron ayer las calles de la ciudad industrial para demostrar a los responsables de Silicio Solar que Puertollano dará guerra; que es tierra negra heredera de valientes mineros que luchan por sus derechos, y no una dócil sucursal del neoliberalismo con marchamo del Este. El desenlace aún está por escribir, pero la de ayer fue una de las marchas más numerosas de cuantas han sido convocadas en Puertollano en los últimos años. Quizá no se haya visto algo parecido en la ciudad desde las protestas silenciosas por los atentados terroristas de marzo de 2004.
La marcha, que partió de la Virgen de Gracia para culminar en la Concha de la Música, fue un rosario de increpaciones a la responsabilidad de los directivos, al destino de las subvenciones, y a la injusticia de que sean los trabajadores quienes tengan que pagar la mala gestión empresarial.
Ya en la concha de la música, durante su alocución a los manifestantes, Domingo Pérez pidió unidad a las autoridades (entre las que se encontraban representantes sindicales y políticos, entre ellos el alcalde Joaquín Hermoso Murillo), pero sobre todo exigió a la empresa la retirada del dramático ERE. “Basta ya de mentiras, basta de aprovecharse de los trabajadores, basta ya de indecencias”, exclamó Pérez, quien recordó que empresas como Silicio Solar se instalaron en Puertollano con un coste cero de suelo y con subvenciones millonarias procedentes de diversas administraciones. “Ésas que todos hemos pagado de nuestro bolsillo”.
Las subvenciones. Precisamente subvención fue la palabra más citada ayer en Puertollano. Subvenciones para un sector y para unas empresas que se han convertido en maquinarias perfectamente engrasadas para captar dinero público como forma de beneficio inmediato ante su naturaleza deficitaria, y que ahora miran hacia nuevos horizontes tras el espectacular recorte de las primas que el propio Gobierno de España ha propiciado.
Los manifestantes se dispersaron con una nube de preocupación sobre sus cabezas. Pesa sobre ellos el miedo al estallido de la burbuja fotovoltáica. Hoy, a las doce de la mañana, se celebrará la primera reunión entre comité y empresa. Un encuentro clave para prever los derroteros que tomará este dramático episodio de la historia de Puertollano.