“Apúntate a Twitter”, me decían. “Tuitea, hombre, que es lo más. Conocerás gente, harás amigos, aumentarás audiencia…”, me aseguraban. “Venga hombre, que es la bomba…”, me insistían. Y así lo hice, infelice de mí, ignorante de hasta qué punto serían proféticas esas palabras. Tres semanas después he pulverizado dos tristes récords sin que siquiera haya tenido que menear la nuez: conseguir que el alcalde de Puertollano, Joaquín Hermoso Murillo, pierda las formas por primera vez en 16 años, y convertirlo en el primer alcalde, que yo conozca, que inaugura una legislatura con improperios a un periodista. Definitivamente, esto de Twitter sí que es la caña, sí.
Que tu alcalde te llame gilipollas en Twitter, y que luego se disculpe para pasar a llamarte mentiroso y hacedor del mal (que es lo que mismo que hacerlo durante un mitin en la plaza de tu pueblo) no deja de tener cierta estética kitsch, incluso cierta épica de reality show de bajo presupuesto. Conseguir lo que no pudieron 16 años de oposición política en la Junta de Comunidades y Ayuntamiento sería incluso para estar orgulloso, si no fuera por lo turulato que me ha dejado mi primer edil… La desolación que me han producido sus palabras no tiene precio, entre otras cosas, porque poco beneficio obtiene con su trabajo este humilde plumilla, como no sea la satisfacción personal de enriquecer el debate en esta adulterada democracia que nos ha tocado vivir.
Pues sí. El caso es que Joaquín Hermoso se ha tomado muy mal un microartículo publicado en Twitter por este gacetillero de provincias. En él, servidor venía a decir textualmente lo siguiente: “El ERE en Silicio Solar es (también) un ultimátum a @joaquinhermoso. Mal momento para exigir fondos públicos”. Ni más ni menos que una simple opinión en la que apuntaba a la posibilidad de que el planteamiento del Expediente de Regulación de Empleo por parte de la empresa ucraniana fuera, además de una medida puramente empresarial, un método de “extorsión” a la administración para seguir consiguiendo las cuantiosas subvenciones gracias a las cuales ha sobrevivido el sector fotovoltaico en Puertollano y España.
Pero hete aquí que el alcalde responde de cuya manera no quiero acordarme, aunque horas después se disculpara en la “forma”, que no el “fondo”. Consecuentemente, acepto gustoso las disculpas en la forma, pero me veo en la obligación de recriminarle el fondo.
Apenas doy importancia a los insultos, pero lo que me llama la atención es su postura ante la crítica periodística. Hermoso Murillo asegura a todos los internautas que “el acoso personal que no profesional de este señor, a través de la mentira y la falsedad, me hicieron perder las formas; lamento y retiro el insulto, pero no saben el daño que este señor está haciendo con sus mentiras y opiniones, porque los políticos también somos personas, y aunque este juego de la mentira y la difamación esté aceptado por todos, duele”.
No crean que no he desarrollado empatía con mi alcalde. Me pongo en su lugar. Debe de vivir momentos difíciles, atormentado ante la enorme responsabilidad a la que tiene que hacer frente como mediador entre empresa y trabajadores de Silicio Solar. Hermoso debe de estar sometido a mucha presión ante las incertidumbres que acosan a la joya de la corona de la política municipal en materia de creación de empleo. En este contexto, errare humanum est. Pero la segunda parte del axioma latino también es de aplicación: sed perseverare diabolicum. Y así es: una reacción brusca la puede tener cualquiera, pero insistir en responsabilizar al periodista de hacer “daño” con mentiras y opiniones quizá tenga menos justificación.
Mi señor alcalde de Puertollano: ni en uno solo de mis artículos ha habido ataques personales contra usted. En todos me he limitado a interpretar la gestión política y pública de su equipo de Gobierno desde la crítica, el artículo o el reportaje periodístico debidamente contrastados. Del mismo modo, no olvide que usted no tiene el monopolio de mis críticas, como tampoco lo tiene del pensamiento único en Puertollano. Quienes pensamos de diferente manera no somos el enemigo. No hacemos el mal. No somos supervillanos acechando entre las sombras.
Ni usted está en un púlpito inalcanzable por ser alcalde, ni yo soy intocable por ser periodista. Ambos nos hemos criado en la misma calle. Ambos provenimos de familias humildes y trabajadoras. Cualquier ciudadano de su pueblo tiene el derecho de opinión, al igual que usted tiene el derecho a rebatir esas ideas mediante el diálogo y el razonamiento. Y tenga por seguro que este medio, miciudadreal.es, jamás le pondrá trabas en este sentido.
Vuelvo a felicitarle por los resultados electorales. De todo corazón le deseo grandes éxitos en esta legislatura. Pero me gustaría que reflexionara sobre el respeto al debate como exponente de la libertad de expresión y de la felicidad del ciudadano. Amar a Puertollano es debatir sobre él. Me consta que usted siente pasión por Puertollano. Pero no sea egoísta: yo también amo a esta ciudad y a sus gentes… Y tanto como usted.
@santosgmonroy
http://santosgmonroy.blogspot.com