Las elecciones del 22 de mayo las ganó el Partido Popular. Y las ganó, de manera generalizada, por amplia mayoría. Por tanto, el pueblo soberano, en el más grande ejercicio de la democracia –por desgracia, a veces el único- pronunció su veredicto legítimo, libre e irreprochable. Lo siguiente, tras celebrar la victoria, es ponerse a trabajar. Es decir, ponerse a cumplir las promesas por las que los ciudadanos les otorgaron la confianza del voto. Incluso, por estar inmersos en la situación económica tan grave en la que se desarrollaron los comicios, dejarse de celebraciones y cuestiones accesorias, para arremangarse y lanzarse al tajo de la gestión política y resolver los problemas de los ciudadanos que con tanto énfasis reivindicaron en la campaña electoral. Así debería ser.
Sin embargo, me bastó escuchar las declaraciones de Rajoy tras la reunión de la cúpula del PP, para adivinar cuál sería su estrategia y cómo iba a utilizar su victoria electoral en las Comunidades Autónomas para llevarla hasta las elecciones generales del 2012. Estirar la cuerda unos meses hasta la convocatoria de elecciones generales. Estrategia sucia que pondrían en práctica a los pocos días en Castilla La Mancha, pues es esta región el laboratorio donde experimenta el PP, por la suerte/desgracia de que su Secretaria General sea la futura Presidenta de esta región. Lugar donde el PP echó el resto para ganar las elecciones –era su prueba de fuego-, consiguiéndolo por un solo escaño. Victoria pírrica, pero victoria legítima. ¡Enhorabuena!
Rajoy habló de tres pilares básicos: AUSTERIDAD, TRANSPARENCIA y EMPLEO, como los ejes de los nuevos gobiernos. Lástima que, en muchos de ellos, como Murcia, Valencia o Galicia, ya estaba gobernando el PP desde hace años. Por lo tanto, gobiernos viejos. Por lo que sus principios de AUSTERIDAD, TRANSPARENCIA y EMPLEO los podía haber aplicado en esas comunidades para mantener un mínimo de credibilidad y que su discurso no sea absolutamente cínico y vacuo.
Si hablamos de EMPLEO, habrá que recordar algunos datos: De las siete Comunidades con mayor tasa de paro, según datos de mayo 2011, -Extremadura, Canarias, Andalucía, Valencia, Castilla La Mancha, Murcia y Galicia- tres estaban gobernadas por el PP, tres por el PSOE y una por Coalición Canaria. De donde se deduce la vacuidad del argumento de Rajoy y su carencia de fórmulas para generar empleo, pues de conocerlas ya las estarían aplicando los señores Camps, Valcárcel y Núñez Feijoo en sus políticas autónomas de empleo. Me imagino, por tanto, que el Sr. Rajoy, con sus palabras, se referirá a la propuesta de aplicar, en las nuevas comunidades que gobernarán, las mismas políticas de empleo que en Valencia, Galicia y Murcia. Es decir, las de un estrepitoso fracaso.
Si su segunda prioridad es la de la TRANSPARENCIA, palabra que pronuncia sin sonrojarse, también hay que refrescarle la memoria y decirle que su partido, el PP, ha permitido llevar en las listas a numerosos imputados. Práctica inmoral que debería prohibir la legislación electoral para todas las formaciones políticas y que algún día los ciudadanos conseguiremos introducir en las leyes. Reivindicación que se unirá a las de Listas Abiertas, Limitación del Mandato en los Cargos Públicos, Mejor Proporcionalidad de los votos y Regulación a nivel estatal de los Salarios de nuestros representantes y no por su decisión particular en un Pleno Municipal o en unas Cortes Regionales. Reivindicaciones que gritan los jóvenes acampados del 15 M y que deberían hacer suyas de manera inmediata las formaciones políticas, si no queremos, tal y como ya se ha iniciado, una berlusconización vergonzante de la política española. Pero oír la palabra TRANSPARENCIA y AUDITORÍAS en boca del PP, refiriéndose a los nuevos gobiernos autónomos, es paradójico. Pues el voto no exime de responsabilidades penales. Y que el Sr. Camps y toda su lista de imputados haya sido, incluso, más votado, no le libra de comparecer ante la justicia y rendir cuentas ante la ley. Esto, en democracia, se llama separación de poderes.
Cuando habló de AUSTERIDAD, dijo que los gobiernos autónomos no deberían tener más de diez consejerías. Cuando resulta que en Castilla La Mancha, por ejemplo, sólo hay siete. Mientras en Valencia hay trece, en Castilla León doce y en Navarra otras doce. Todas ellas gobernadas por el PP o por su marca navarra que es UPN. Por tanto, más de lo mismo. Declaración de AUSTERIDAD vacía de contenido, pues le hubiera bastado con hacer esa recomendación a esos presidentes hace meses o años, y no esperar a las elecciones. Habría dado un magnífico ejemplo. Igual que podía revisar objetivamente los datos de los déficits de las Comunidades Autónomas o del Ayuntamiento de Madrid para, como en el paro, comprobar lo que está ocurriendo. A no ser que lo que quiera transmitir a la desinformada e inocente ciudadanía es que ellos son los austeros y el resto los derrochadores. Aunque para decir esto y quedarse tan pancho hay que tener la cara muy dura. O, también, lo que quizás ocurra, por desgracia, es que oír estas cosas en España ya nos importa un pimiento, que pasamos de política y que “los políticos ya no nos representan”; y, si es así, lo mejor sería exiliarse o convertirse en apátrida, que es lo que a mí, sinceramente, me pide el cuerpo.
La estrategia del PP es la de mantener la tensión (léase follón) hasta las elecciones generales, trasladando la idea de que en las nuevas Comunidades que van a gobernar las cuentas son, primero, un desastre y, después, cuando empiecen a airear facturas, unos corruptos despilfarradores. Tiempo al tiempo. Así, justificarán su incapacidad para arreglar los problemas y, lo más importante, justificarán los recortes culpando a los anteriores. Si en Castilla La Mancha, tal y como han dicho de manera tan irresponsable, no pagaran las nóminas de los funcionarios, la culpa sería de Barreda. Y si te amenazan con no pagarte la nómina y luego te quitan no sé qué ayudas y privatizan hasta las Cortes Regionales, pues el funcionario pensará: “Virgencita, Virgencita, que me quede como esté”. Paguen mi nómina y recorten lo que les dé la gana.
Que se trata de una argucia lo demuestra la impaciencia y deslealtad que han tenido en esta región. Pues digo yo que podían haber esperado unos días, tomar posesión de sus cargos, hacer sus auditorías y ya, con los papeles y los datos en la mano, denunciar todo lo denunciable. Así, habrían sido más fiables y convincentes, y menos tercermundistas en su argumentario. Y no habrían hecho tanto daño. Ni a las instituciones, ni a la honorabilidad, ni a la región y el país que dicen amar tanto. Amor de boquilla, pues ahí están los hechos y los escrúpulos. No me extraña que la agencia de calificación Moody’s –aunque éstos son otros pájaros- haya llamado alarmada ante declaraciones tan irresponsables, montando el follón que han montado, acusando de delitos tan graves ( y chapuzas). Aunque decir esto a algunos les cause risa y se froten las manos. ¿No les bastaba con ganar las elecciones? ¿Es que la victoria es amarga si no lleva pareja la humillación y el escarnio? ¿Tan grande es la sed de venganza?
Siempre pensé que en la batalla se conoce al soldado, pero es en la victoria donde se muestra el caballero. Decía M. E. de Montaigne que “si uno no acaba con la guerra, no es una victoria”. Pero aquí parece que lo que nos va es la bronca, el cainismo y la guerra. Cuando los ciudadanos sólo queremos la paz y que arreglen nuestros problemas.