El día 23 de mayo se hizo tangible la necesidad de una regeneración democrática. Por supuesto ésta necesidad no nació el 23 de mayo de 2011, pero en mi opinión sí dio muestras inequívocas de su existencia el pasado lunes. Tengo tres razones para justificar este argumento:
En primer lugar, los datos macroeconómicos son muy negativos, llevan siéndolo decenas de meses y no existe una perspectiva cercana de cambio. El paro, la falta de un modelo productivo no asociado a la construcción, los recortes sociales y la desesperanza de centenares de miles de jóvenes ante una inalcanzable emancipación digna, aplastan como una losa cualquier iniciativa política que haya sido lanzada durante los últimos meses.
En segundo lugar, el movimiento 15-M sigue ahí. Así de claro y sencillo: después de que los españoles hayamos pasado por las fases de desprecio, asombro, desconfianza, simpatía, aceptación y esperanza; y de que los partidos políticos los hayamos ignorado, después hayamos intentado apropiarnos de sus ideas, los hayamos utilizado para agitar el miedo y posteriormente los miráramos perplejos sin entender bien qué ocurría, el día 23 de mayo siguen ahí, ignorando los resultados electorales y firmes en sus cada vez más diversificadas propuestas.
Como último argumento, creo que ya ha quedado claro de manera indeleble que cuando la izquierda no es capaz de contentar a su electorado, éste se va. Parece acertado decir que la movilidad del electorado de izquierdas en general y la de el PSOE en particular, aumenta a la par que lo hacen sus exigencias para con los partidos.
Hace pocos días Iñaki Gabilondo afirmaba que ‘O los partidos políticos se reforman o desaparecerán’ y no puedo estar más de acuerdo en esta ocasión con él. Los partidos políticos existen porque tienen razones para ello, ya que durante mucho tiempo han servido para canalizar las propuestas y el sentir ciudadano hacia la esfera política, sin embargo, si ya no cumplen con su función, solo les quedará una salida: renovarse o morir. No quiero ser catastrofista, pero me gustan los partidos políticos y considero que son una buena vía para el progreso de la sociedad, este es mi granito de arena al inevitable proceso de renovación que nos toca llevar a cabo.