La tecla ‘Escape’

Eugenio Blanco es periodista. Conduce y presenta el espacio Café Imás, de Imás TV, y cada semana nos cuenta en Miciudadreal.es sus impresiones sobre sus entrevistados, sobre el programa, sobre la política, sobre la vida…

Lunes 28
¿Azul o rojo?

Me encargan la contraportada de ‘La Comarca’. Llevo todo el día pensando un artículo. Siento que toca escribir algo sobre las elecciones, aunque no tengo muchas ganas de escribir y, menos aún, ganas de volver al debate político. Pero luego hay un extraño influjo (no sé si inercia o responsabilidad) que me hace concentrarme en hilvanar algunas ideas. No sé por dónde empezar, tengo la sensación de que todo está dicho o, mucho peor, que nada de lo que diga puede aportar claridad a todo lo que queda por decir. Al final me viene la imagen del mapa de España la noche del 22 de mayo, dividida por comunidades autónomas. Cada autonomía tendrá un color: azul o rojo. Pienso en el poder, a nivel político-mediático que tiene que Castilla- La Mancha, territorio grande como un reino prusiano, sea de un color o de otro en el infograma de un programa especial. Y empiezo a escribir ‘La lucha cromática’.  

Martes 29
La tecla ‘Escape’

Suele ocurrir que cuando uno se mete en un lío con el ordenador, ya sea con una página de internet díscola o ya sea metiendo un comando extraño en algún programa, surja el pavor. La primera reacción -todo un instinto- es apretar la tecla ‘Escape’, en el extremo superior derecho del teclado. Lo curioso es que nunca solemos apretar la tecla ‘Escape’ una sola vez, lo hacemos repetida y compulsivamente, como si quisiéramos despertar de una pesadilla.

Miércoles 30
Libros a medio leer

Me he reencontrado hoy con Demian, de Herman Hesse, una novela fina y muy psicológica que me dejé a medio leer hace dos años. Si soy un experto en algo es en dejarme libros a medio leer. Lo hago por ansiedad. No soy capaz de concentrarme en un solo texto si tengo la sensación que, mientras estoy leyendo algo, me estoy dejando tantísimos títulos que nunca me va a dar tiempo a leer. Es la pescadilla que se muerde la cola, ya lo ven. Con el tiempo, como esta vez, volveré a algunos de estos libros y me reencontraré con ellos con la vergüenza con la que uno se reencuentra con una vieja novia en la calle. Me alivia pensar que al menos esa vergüenza parte de una excitación inacabada.

Jueves 31
El amigo pródigo

Me voy de copas con mi amigo de la infancia Juan Carlos Chamorro, que acaba de venir de México. Se ha pasado unos meses trabajando como fisioterapeuta en un hotel de la Riviera Maya. Está de paso en Puertollano y se va para Francia en tres días a reincorporarse en un balneario de Dax. En un par de horas nos ponemos al día, nos reímos de las cosas de siempre y planeamos alguna diablura. Me cuenta y le cuento. Me invita y le invito. Nos conocemos ya desde hace veinticinco años y tenemos veintinueve. Nos vemos poco, pero nos queremos mucho. Y brindamos por ello.

Viernes 1
Ryanair

Volar con la Ryanair es adentrarse en un mercadillo que flota. Es verdad que te puedes recorrer media Europa por no mucho dinero, pero la contraprestación es tu propia dignidad. En cuanto el avión despega llega la avalancha: te ofrecen colonias, hamburguesas, tarjetas telefónicas, coches de alquiler, monederos y mil cosas más. La megafonía no descansa ni cinco minutos en todo el vuelo. Los azafatos te miran con pena, pero son, en verdad, tus verdugos. En Ryanair no hay pasajeros, hay consumidores en potencia, ávidos, más blandos de lo acostumbrado porque vamos acojonados por las turbulencias. El carro metálico no deja de ronronear por el pasillo del avión, despertándote, insistentemente. Cuando el avión aterriza (ya sabrán los que han volado con la compañía) suena esa música de feria que hace que algunos aplaudan. Faltan lanzadores de cuchillos, trileros y una mujer barbuda mientras el avión surca el aire… el resto ya está montado para que un vuelo con Ryanair (o con otras compañías del segmento) se parezca cada vez más al mercadillo de San Cristóbal.  

Sábado 2
Zapatero

Ahora que Zapatero ha hecho su anuncio de despedida (ha pulsado la tecla ‘Escape’) quiero referir algunas ideas. Zapatero no es un mártir, pero tampoco es ese espantapájaros que se describe ahora. Ha tenido muchos errores, pero uno ha sido esencial: negarse a sí mismo cuando la izquierda más necesitaba su determinación a la hora de buscar otros discursos en un momento de profundo cambio . Dicho esto, y le pese a quien le pese, Zapatero ha agrandado el espectro de derechos civiles, pero el enorme paro ha enterrado su legado. Una generación queda absolutamente decepcionada. Sin embargo, tengo una imagen que retrata el espíritu del aún presidente del gobierno: Zapatero, en la oposición, intentando dialogar. Creo que si esta crisis la hubiera vivido Zapatero en la oposición, el país hubiera tenido más capacidad de entenderse en un momento donde era crucial crear una reflexión profunda, en vez de abrir cada día una herida nueva con el puñal de la crisis y con el objetivo de remover el légamo. El poder acaba siempre retratando un daguerrotipo silente, lleno de misterios, pero ejercer la oposición con nobleza y lealtad suele dar la medida y la talla de una persona que de verdad quiere ayudar a su sociedad.

Domingo 3
Italia

Si adoro Italia es porque el sol antiguo de las tardes siempre es el mismo, muy anaranjado e ilumina, con el influjo de los campos de la Toscana o de Friuli, todo la estrechez de una península, que parece estar recortada por las tijeras de una ninfa caprichosa. Si amo a Italia es porque su idioma puede ser apto para la vanidad más irradiante o para el lamento más miserable. Si siento a Italia como parte de mí es porque en sus trenes he descubierto que puedo vivir solo, sin nadie, largos periodos de tiempo. Si disfruto de Italia es porque admiro su sentido estético, desde el nacer del arte, hasta el cuido por la belleza de lo cotidiano. Si respeto a Italia es porque no la entiendo por más que camino por sus calles, hablo con sus habitantes y leo a sus poetas. Si necesito a Italia es porque cuando bebo su vino reconozco el sabor de una tierra dorada por el sol invernal y aplastada por la lluvia calmada. Si quiero a Italia (más si cabe) es porque allí, en ese país enfrentado a un precipicio, mundano y testarudo, nació Giovanna Cristofori.      

Lunes 4
La casa de Julieta

En Verona se encuentra uno de los escenarios más evocados de la historia de la ficción: el balcón y la casa de Julieta. El pop, por llamarlo de alguna manera, ha hecho aparición en las paredes de cal que conectan el pórtico de entrada con el patio donde Romeo debía confesarle sus amores a Julieta. Miles de firmas y de corazones pintados se reúnen en esa pared. Firmas y frases de amor que buscan un pequeño hueco en este confín de la historia, reclamando su cuota de eternidad. Los adolescentes que visitan la casa de Julieta en Verona hacen cola para escribir algo en esa pared entre sombras, buscando un pequeño hueco en blanco que aún no haya sido copado por otro garabato de tinta que, al fin y al cabo, no es otra cosa que una secuela de la tragedia de Shakespeare.

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