Ya estamos en campaña o pre-campaña (o más bien llevamos más de 6 meses así) y esto se nota y de qué manera. De momento y en lo que va de semana, no hay mucho que criticar del Gobierno local ni de la oposición y eso se ve; ahora bien, retomando el hilo de lo que de alguna manera intento defender o explicar en mis últimas opiniones, una noticia destaca por encima de todas y por mucho que les pese a los de enfrente, dota a Ciudad Real y a los que lo gobiernan, de más valor si cabe.
“Ciudad Real premiada como ciudad modelo de calidad de vida”
Para el que no lo sepa, los premios Mundo Empresarial Europeo han entregado este galardón a Ciudad Real, al reconocer en ella “una ciudad modelo de calidad de vida, segura, próspera y con una amplia oferta de servicios asistenciales, comerciales y de ocio. Este premio se entrega a empresas u organismos de cualquier región española.
Es para estudiar que dentro de nuestra región, cuando está muy de moda el darle cierto interés político a la provincia de Ciudad Real, por la tan nombrada LEY ELECTORAL que el PSOE regional creó a su antojo y beneficio propio, sólo haya una mención en estos premios que dignifique a nuestra región, y el mismo sea para una de las localidades más importantes de la provincia si no la que más, “curiosamente”, gobernada por los populares.
No seré yo quien valore a las personas del jurado de los premios, sus intereses o lo que hayan analizado pormenorizadamente para otorgárselo a Ciudad Real o a cualquier otra empresa u organismo.
Sólo me quedará preguntarles a los de enfrente que, ¿ahora qué?; puesto que sus argumentos electorales, sus artimañas poco éticas y demás actuaciones pre-electorales, nos dan motivos más que suficientes para no optar por su futuro Gobierno o su probable forma de gobernar.
El funcionamiento de Ciudad Real como tal, podrá mejorarse como cualquier otro, pero al menos “camina hacia adelante” y con buenas previsiones.
Insisto en que es muy difícil criticar cuando se hace una buena gestión, lo sé y lo entiendo; pero de vez en cuando honra más ponerse en pie y aplaudir, que mirar con envidia desde la grada de enfrente. Al fin y al cabo, ¿no perseguimos todos lo mejor para nuestra ciudad? Pues eso, agradezcamos todo lo bueno que por ella se hace y pensemos como podremos mejorarla más si cabe.
O entonces, ¿qué es lo que nos mueve a no reconocer los aciertos de los demás?