Juego limpio en la vida y en la política. Carta abierta a José María Barreda

Estimado Sr. Presidente: He leído sus declaraciones en las que pedía «juego limpio en la vida y en la política». Desgraciadamente y con demasiada frecuencia venimos comprobando como el gran problema que tienen algunos dirigentes políticos e institucionales, cegados por el ansia de ostentar el poder a toda costa, es su falta de ética y su facilidad para decir o recomendar una cosa a la vez que hacen la contraria, además sin inmutarse.

En Castilla-La Mancha el juego limpio «en la vida política» no es posible porque Usted y los dirigentes de su partido, con la complacencia histórica y el oportunismo del principal partido de la oposición, no lo permiten. El juego limpio debe empezar por impregnar de principios y valores democráticos las instituciones y la forma de gobernar. Usted, Sr. Presidente, debería abordar una reforma de la ley electoral donde el voto de todos los ciudadanos tenga el mismo valor; debe contribuir a construir una Región donde no se discrimine a nadie por su ideología. Seguramente una de las formas más directas de sufrir el juego sucio y de las mayores desigualdades que se pueden soportar en la vida, como en la política, es la discriminación por razón de voto o ideología. En Castilla-La Mancha no es posible el juego limpio sin una reforma electoral, a no ser que sus palabras vengan referidas a los rifirrafes baldíos en torno a episodios detectivescos y similares. Creo que no es así.

Sr. Presidente, para muestra de juego sucio un botón, la última reforma de la ley electoral de Castilla-La Mancha:

Texto reproducido del Diario de Sesiones de las Cortes de Castilla-La Mancha nº 9 del 8 de noviembre de 2007, donde el Portavoz del Grupo Socialista en las Cortes de Castilla-La Mancha, Santiago Moreno (hoy Consejero de Presidencia del Gobierno regional) defendía así la modificación de la Ley y explicaba la formula utilizada:

– «……garantiza una representación territorial mínima para cada provincia de la Región, la garantiza, cogiendo del Estatuto el mínimo que establece y es el de Cuenca que son 8, por tanto, ése es el mínimo que deben tener todas las provincias; garantiza una representación proporcional en cada provincia en función de su población porque asignamos un escaño más, por cada 100.000 habitantes o fracción superior a 75.000, uno más, ése es un criterio taxativo de proporcionalidad, un criterio matemático, un mínimo por provincia, asignación proporcional, irreprochable entiendo desde el punto de vista matemático………………………………………… y facilita la actualización permanente de la asignación de diputados a cada provincia en base a los criterios de proporcionalidad expuestos.»

Cuando se hizo esta reforma, en el año 2007, la provincia de Toledo tenía 645.000 habitantes. El uno de enero de 2009 ya contaba con 689.635 habitantes. A uno de enero de 2010, la provincia de Toledo contaba con 697.959 habitantes (BOE nº 311- 23 de diciembre de 2010). Si la provincia de Toledo ha superado la fracción de 75.000 habitantes, ¿por qué no se «actualiza la asignación» de diputados a elegir en las próximas elecciones? ¿Por qué la formula de modificación utilizada no se puso en la Ley Electoral de Castilla-La Mancha? ¿Por qué la asignación de diputados a elegir por provincia se hace a dedo por el gobernante de turno de esta Región? ¿Por qué en cualquier comunidad autónoma con un 5% de los votos se eligen representantes en las Cortes y en Castilla-La Mancha se necesita casi el doble?

Las reglas del juego están viciadas y consisten en reducir la democracia a su mínima expresión. Está en su mano cambiarlas, pasar de la imposición a la construcción de un nuevo escenario de participación, máxima igualdad en el valor de los votos y pluralidad política y social.
Se trataría, además Sr. Presidente, de evitar que vuelva a producirse una anomalía democrática en las próximas elecciones, como ya sucedió en 2007, y fijar unas bases sólidas y permanentes de adecuación electoral más justa y democrática para la Región, tomando como referencia la legislación de cualquier otra comunidad autónoma.

Si los argumentos de carácter puramente democráticos que venimos esgrimiendo desde Izquierda Unida para modificar la Ley Electoral no son suficientes o no sirven, esperamos que al menos los suyos si sean reconocidos, de lo contrario seguirán sosteniendo y amplificando lo que se puede denominar, abiertamente, juego sucio electoral y democrático en Castilla-La Mancha.

Si no atiende, como ha sucedido hasta la fecha, nuestra reivindicación histórica basada en pactar y elaborar una ley electoral regional que dé por superado el déficit democrático existente en Castilla-La Mancha, atienda y cumpla sus propias propuestas, las de su Gobierno.
Sr. Presidente, predique con el ejemplo, modifique Usted la ley electoral, aunque solo sea para cumplir con sus propias reglas de juego.

Sin otro particular, a pesar de todo, nos vemos en las Cortes.

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