No podemos cansaremos de repetirlo, porque es el principal motivo de preocupación, que solo los empresarios adaptados a la nueva realidad, tienen, tenemos la llave para bajar el paro. Prolongar indefinidamente las ayudas a los más de cuatro millones de parados que hay en España no es remedio suficiente.
Aplicar estas soluciones paliativas contra una situación que nos negamos a asumir como terminal, no es viable. Entendemos que deben dosificarse para que el grueso de los recursos se centre en atajar la enfermedad motriz, causante de la mala salud social del desempleo. Estamos convencidos de que la mejor solución contra la crisis es allanar el camino para crear empresas, motivar a los más jóvenes, enseñar que cualquier persona puede ser empresaria siempre que se prepare, se asesore y desee solucionar su propio empleo, en principio, y después el de otros.
Para nosotros, jóvenes empresarios, resulta apremiante fomentar a fondo y desde diversos ámbitos de actuación la creación de nuevas empresas que, a su vez, puedan crear empleo en su entorno y reactivar una riqueza de escala. Solo así, podremos dejar los calmantes una vez atajada la enfermedad que originó el doloroso desempleo. En definitiva, estaremos reconstruyendo de la mejor manera posible el tejido social desde lo más fundamental, la oferta de trabajo. Por ello queremos reconocer alguna de las medida, en este caso, del gobierno central, todavía desconocida por haber entrado en vigor el 3 de diciembre: la de exonerar del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados la constitución de sociedades. Para AJE, supone la supresión de un tributo-barrera para la creación de pequeñas empresas o disponer de microcréditos y ayuda a valorar a los emprendedores.
Esta medida crea, desde nuestro punto de vista, el caldo de cultivo apropiado a favor de una generación de jóvenes que en unos años hará palpable la recuperación económica. Pero, ¿de verdad existe una nueva generación de empresarios? Creo que sí y se está formando, precisamente, en el núcleo de esta dura crisis que vivimos porque habrán, habremos de encontrar soluciones nuevas ante la nueva situación. Algún Premio Nobel de economía nos ha sugerido la solución que, para nosotros, sería irnos de España. Pero no nos gusta. Los jóvenes, a pesar de lo que se dice y de las grandes franjas que abarca el término, somos muy optimistas porque hemos tenido la suerte de ser la generación mejor preparada de la historia de nuestro país; tenemos sensibilidad social y muchos ya han demostrado ser capaces de adaptarse a los nuevos tiempos.
Esta nueva generación de empresarios nos hemos visto obligados a girar desde la cultura empresarial del ladrillo, hacia el talento y su aplicación empresarial, que puede que no sea tan rentable a corto plazo como los grandes pelotazos que seguimos conociendo y padeciendo sus consecuencias, pero es mucho más rentable socialmente ante la necesidad imperiosa de reimplantar una cultura del esfuerzo. Los nuevos empresarios son conscientes de la necesidad de aprovechar las tecnologías, porque innovar no es tan difícil como inventar la rueda, simplemente es intentar hacer las cosas un poco mejor cada día. Y de aprovechar la globalización porque exportar también está al alcance de las pymes. Así como saben que hay que aprovechar su talento en pro de una economía más respetuosa con el medio ambiente, más social y, en definitiva, una economía más sostenible.
Hemos despertado. Somos conscientes de una realidad dura y ahora solo queremos enfrentarla evitando trabas innecesarias y necesitamos, más que nunca, el apoyo de las instituciones, de los gobiernos. Por todo ello, los emprendedores esperamos que sigan sucediendo medidas en esta dirección para que esos cuatro millones de parados encuentren empleo y una salida vital.
