Un grupo de músicos de Ciudad Real recibió ayer a la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, a su llegada a la inauguración de la nueva biblioteca pública. El motivo de este recibimiento era protestar de forma lúdica por la rechazada ‘ley Sinde’ y recordarle a la ministra, en tono irónico, su fracaso en el Congreso. MICIUDADREAL.ES estuvo con ellos.
Eran las 17 horas de este miércoles cuando se esperaba que la ministra de Cultura, Ángelez González-Sinde, apareciese en Ciudad Real para inaugurar la nueva biblioteca pública. Sobre esa hora se daban cita también un grupo de unas diez personas que, convocadas a través de Facebook, habían decidido plantarse allí para recordarle a la ministra su fracaso en el Congreso y mostrarle su rechazo por la ya denominada ‘ley Sinde’.
En esta convocatoria no había gritos, ni pancartas, ni trifulca. Sólo música, cante y baile. No obstante, eso no persuadió a la Policía Nacional de pedir idenificación a los presentes y dejarles claro que no iban a poder acercarse a la biblioteca, con lo que tuvieron que quedarse en la acera de enfrente, a unos 50 metros de la puerta por la que entraría la ministra.
Con la atención ya captada por parte de la prensa y de las figuras políticas que por allí había (Rosa Romero, José María Barreda, Máximo Díaz Cano, Ernesto Martínez Ataz…), el grupo de músicos amenizaron su velada con la guitarra, el saxo, la trompeta y dos voces que alternaban canciones al uso con otras compuestas especialmente para la ocasión: «Somos piratas, y mordemos si nos tocan el bando de ancha…». Pese a lo paradójico de estar flanqueados por tres policías nacionales en un espacio de apenas 5 metros cuadrados, la situación se desarrolló en un contexto de alegría y compadreo, hasta tal punto que uno de los policías nacionales acabó confesando a la cantante que la había oído en algunos conciertos y que le gustaba mucho cómo cantaba».
La presencia de este grupo pasó desapercibida para la ministra, que seguramente ni se percató de su presencia. En cualquier caso, dejaron muestra de que, tanto en calidad de ciudadanos como en calidad de músicos, el hecho de que la música se comparta a través de internet no supone ningún problema para ellos. Todo lo contrario.