El Patronato Municipal de Cultura presenta treinta nuevas placas del programa Las Calles Hablan, cuyo objetivo final es recoger datos y tradiciones orales sobre historia de personajes y espacios públicos en 200 puntos del casco urbano.
Lo que empezó con un número limitado de calles, plazas y rincones del centro histórico de la ciudad se ha convertido en un original programa de información que ilustrará unas doscientas calles. Ahora se han presentado las nuevas de la mano del concejal de Cultura y presidente del Patronato Municipal de Cultura, Angel Parreño.
La ciudad que habla o, mejor, las calles que hablan, es el nombre genérico con que el Patronato Municipal de Cultura bautizó el programa por el que en determinadas fachadas se han ido fijado unas placas o azulejos en los que se plasman monumentos, edificios o personajes de la historia local, con un brete texto explicativo. Así el viandante puede conocer la genealogía de las calles o quien vivió y cuando en una determinada casa. Se trata de recuperar la historia de la ciudad de una forma que muchas veces ni siquiera se basa en documentos de archivo, sino en la propia tradición oral. No sólo se trata de mostrar parajes, sino también personajes del pasado lejano o cercano.
Ahora se entregan 30 nuevas placas que se suman a las 150 que existen. El objetivo es llegar a unas 200, siempre ilustradas con dibujos del pintor Ángel Vaquero y completadas por los textos del director del Patronato de Cultura, José Fernando Sánchez Ruiz. Estos azulejos son muy leídos por visitantes y el propio vecindario, de modo que se ha pensado en reunirlos todos en una publicación, como han sugerido muchas personas.
En las nuevas treinta placas del programa «Las Calles que hablan», entran edificios como el colegio Jesús Ruiz, el barrio de El Porvenir o el de Santa María, o la plaza de la Aduana, dónde nació el poeta José Corredor Mateos, o la calle Torres, dónde sigue viviendo Santiago Ramos, pero también el edificio de la Equidad o el maestro del siglo XVIII Juan de Dios Raboso.