Efecto Vueling: de la extorsión al detalle

La rebelión de los gorrionesEl aeroportuario es un mercado muy tecnificado. Los ciudadanos de a pie nos mareamos con acrónimos y anglicismos como handling, pax, overbooking,  chek-in, VOR, etc. Sin embargo, sabemos muy bien lo que es el trapicheo. Sobran aeropuertos y sólo el mejor postor se lleva los vuelos.

Así lo ponía de manifiesto el consejero delegado de Vueling, Álex Cruz, en la presentación de la nueva ruta aristocrática de esta compañía que opera, desde el pasado lunes, entre Ciudad Real y la Ciudad Condal. “No vamos a desarrollar la estrategia de otras compañías, que extorsionan a las administraciones públicas diciéndoles o me pagas o me voy”- decía el directivo. Y es cierto que a Vueling no le ha hecho falta extorsionar a nuestro Gobierno, pues éste, a través de la empresa pública creada para sostener el coma del aeropuerto de Ciudad Real, -Infraestructuras Aeroportuarias de Castilla-La Mancha-, ha adjudicado casualmente a la filial de Iberia, campañas de promoción del Aeropuerto y de los encantos turísticos de Ciudad Real entre las compañías aéreas. 2,36 millones de euros por publicidad en las páginas web de Vueling, por publicidad en las interesantes revistas que se distribuyen en los vuelos y por publicidad en los boletines informativos. Con lo barata que salió en Le Monde.

El regalo de bienvenida ya podía haber sido una cajita de Mon Chérie. Me pregunto si los castellano-manchegos no hemos llegado hasta el punto de extorsionarnos a nosotros mismos. Y aunque esto suene un tanto absurdo, si lo piensan bien, encontrarán en esta reflexión la misma lógica que subyace en la conveniencia de la presencia de Vueling en las pistas del Central hasta después de las elecciones regionales y municipales.

Lo que debía haber sido un rentabilísimo puerto seco no ha pasado de pozo seco, y además parece no tener fondo. Admiro la fe que profesan políticos, sindicalistas y algunos ciudadanos a la infraestructura maldita. Sin embargo, reconozcamos todos que la devoción, cuando se traduce en euros, debe tener un límite -X, 2X o XY- el que ustedes quieran. Un límite razonable que estemos dispuestos a asumir, que nos haga ver la realidad: las posibilidades que tenemos de remontar y cuándo hay que admitir la derrota. Esa fe, sin una pizca de razón, no es fe, sino tozudez o ceguera -en términos ciudadanos- y felonía, si hablamos de gestores públicos.

El otro día, en una tertulia de bar, de esas que arreglan el mundo, una persona aseguraba que no le entraba en la cabeza cómo había personas que, viviendo en una chabola, podían tener un Mercedes aparcado en la puerta y una parabólica clavada en un tejado de uralita. Una caña más tarde, la misma persona defendía con entusiasmo las excelencias de nuestro aeropuerto. Yo le dije: «mira, no quisiera quitarte la ilusión, pero tal y como están las cosas, con la gente sin trabajo, con desahucios a diario, con casi un 30% de pobreza relativa en Castilla-La Mancha… si lo piensas, el aeropuerto se ha convertido en la antena parabólica de nuestra ciudad». Se me quedó mirando con no muy buena cara y me respondió a lo gallego: «¿quieres otra caña, o qué?».

 

http://culipardia.miciudadreal.net/

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