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Uno de los alcaldes que apoyaron, en su momento, a los empresarios que han protagonizado los mayores fiascos económicos de la historia provincial, tales como el Aeropuerto de Ciudad Real o el Reino de Don Quijote, dice no entender «cómo no se les cae la cara de vergüenza a los socialistas» al “congratularse” de los recientes datos económicos relacionados con el empleo. Si en lugar de plegarse a los megalómanos proyectos que apoyó con entusiasmo en su día hubiera defendido que la inversión y el gasto público de entonces favoreciera iniciativas empresariales más modestas, más racionales y que implicaran y beneficiaran a gran parte de la sociedad, ahora muy probablemente nos “congratularíamos” todos. Por tanto, no son sólo los socialistas a los que se les debería caer la cara de vergüenza, ni los únicos que deben hacer malabarismos para sujetársela.