La alfabetización es un derecho humano y es la base de la educación y del desarrollo humano y social. Pero ser mujer conlleva, por el simple hecho de serlo, tener menos posibilidades de aprender a leer ni escribir.
Cifras oficiales de la UNESCO reconocen que son mujeres el 64% de los 796 millones de adultos que en el mundo no saben leer ni escribir, y que apenas ha habido progresos en la alfabetización femenina de adultos en los últimos 20 años.
La celebración, el 8 de septiembre, el Día Internacional de la Alfabetización, es una ocasión para pedir el compromiso de los Gobiernos y las agencias internacionales con el aprendizaje universal de la lectura y la escritura, especialmente para las mujeres.
Causa y consecuencia de discriminación
El analfabetismo femenino es una de las manifestaciones de la discriminación que sufren las mujeres en el ejercicio a sus derechos y está en la raíz de esa misma discriminación. Según datos de la UNESCO, el 74% de los adultos sin alfabetizar viven en el sudeste asiático y en el África Subsahariana. En 10 países de esta última región menos de la mitad de sus habitantes están capacitados para leer y escribir.
Autoconfianza e independencia
Las mujeres que aprenden a leer y escribir mejoran su capacidad para las relaciones sociales, aumentan su autoconfianza y se hacen más independientes social y económicamente.
Numerosos estudios han demostrado que el aumento de la alfabetización femenina está vinculado con la reducción de la mortalidad infantil y la mejora de la salud comunitaria. También influye en una mayor educación para las niñas y favorece la igualdad de oportunidades para los sexos.
A petición de asociaciones de mujeres de zonas rurales, Global Humanitaria impulsa proyectos de alfabetización para adultos en países como Nepal y Costa de Marfil que incluyen conocimientos básicos de lectura, redacción y aritmética. A menudo estos proyectos van vinculados a las dificultades que enfrentan para mantener negocios propios y poder contribuir en pie de igualdad al sostenimiento familiar.
La Educación gratuita y obligatoria en su nivel elemental es el segundo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio con el que se han comprometido 189 países para su logro en 2015. El logro de este objetivo es indispensable para terminar con la falta de oportunidades y equilibrar la participación de las mujeres en la toma de decisiones.
