Fútbol y política han llegado al grado de fusión definitivo. Ambas manifestaciones conforman un binomio inseparable, por mucho que los responsables públicos nieguen toda implicación. Definitivamente la política es una demostración de fútbol, un campo de juego donde no siempre arbitran los colegiados más honestos.
En Puertollano es difícil hablar del deporte rey sin derivar a la política, dado el intruso protagonismo con que el Ayuntamiento de la ciudad desembarcó hace tiempo en el mundillo futbolístico local: un goloso caramelo electoral que representa, cuando menos, a un nicho de unos 5.000 votantes potenciales.
El concejal de Deportes, Manuel Rodríguez Hidalgo, niega ahora que el Consistorio haya acudido al rescate de la deuda del Club Deportivo Puertollano. “Nosotros no hemos pagado la deuda del club; habrán sido los socios, la masa empresarial de la ciudad, pero no el Ayuntamiento”, aseguraba el edil el pasado lunes, en respuesta a una información publicada hace unas semanas por miciudadreal.es, y buzoneada a domicilio por el grupo municipal de Izquierda Unida, en la que se denunciaba el pago, sin control municipal, de 600.000 euros al equipo azulillo.
La respuesta de Manuel Rodríguez y, por ende, la del alcalde Joaquín Hermoso Murillo, parece la huída hacia adelante de quienes son víctimas de tormentosos remordimientos, la de niños que niegan su trastada ante la bronca inminente… O la de quienes, simplemente, sienten muy poco respeto por la transparencia informativa que, como gestores municipales, deben a los ciudadanos.
Ambos han validado, una vez más, la reflexión atribuida a Santiago Carrillo: en política el arrepentimiento no existe. Pero hubo también quien dijo que la política es como las matemáticas: está mal todo lo que no es totalmente correcto. Y en este caso el error es absoluto. La ecuación correcta, la realidad, es que el alcalde de Puertollano, Joaquín Hermoso Murillo, comprometió el pago de 600.000 euros para la presente temporada. Y ello, mediante resolución de Alcaldía firmada pocos días antes de que expirara el plazo estipulado para que la deuda del club acabara sumiéndolo en el descenso federativo, y una vez constatada la nula intención del supuesto grupo inversor árabe (representado por Kami Rashidi) de inyectar con inmediatez la aportación económica prometida con fanfarrias europeas a principios de verano.
Política de Cristal Oscuro
Tanto la firma de esa resolución de Alcaldía como la modificación del convenio vigente entre Consistorio y Club Deportivo se hicieron de espaldas a la opinión pública, bajo el más absoluto mutismo y una indeleble pátina de opacidad. Ninguna explicación fue dada entonces, y sólo la labor fiscalizadora de la oposición ha sacado a relucir una maniobra de la que todos los ciudadanos debieron tener conocimiento a través de los propios gestores municipales.
Frente a las justificadas acusaciones de IU, es absurda la defensa alegando que el Ayuntamiento no ha pagado, porque llegados a este punto tendrá que hacerlo tarde o temprano. De hecho, no hacerlo supondría incurrir en fraude de Ley. La respuesta del Equipo de Gobierno es digna de una parábola bíblica en la que un cínico pecador niegue haber vendido su alma al Diablo cuando en la mano sostiene precisamente el contrato de venta ya firmado.
Obviamente, el pago no se ha efectuado aún, porque se aplicará en el presupuesto correspondiente a 2011. Por tanto, sólo bajo un efectismo gratuito tiene justificación esgrimir, tal y como hizo el concejal, un Certificado de Tesorería como salvoconducto moral, o como prueba de que el Ayuntamiento no ha efectuado todavía el abono: la verdad incontestable es que esa cantidad ya está comprometida, y así deberá consignarse en los presupuestos municipales. El mismo documento de resolución de Alcaldía le habrá valido al Club para solicitar un suculento crédito a Caja Castilla La Mancha. Y, en ese caso, tanto el Consistorio como todos los puertollanenses se habrán convertido (éstos últimos sin comerlo ni beberlo) en avalistas bancarios de un equipo del fútbol. O, lo que es lo mismo: sólo la promesa oficial de más dinero público ha permitido al club salvar los trastos y conservar su militancia en Segunda División B, sin menospreciar el papel protagonizado por los propios socios y ciertos empresarios.
Deus ex machina en el momento crítico
El Ayuntamiento ha sido, pues, el auténtico deus ex machina del CD Puertollano; un dios salvador que ha bajado a escena en el último momento con una cantidad desorbitada bajo el brazo y para cuya aprobación no se convocó ninguna comisión. Todo ello cuando sobre las arcas municipales penden las amenazas de una deuda viva de más de 54 millones de euros y la prohibición de endeudamiento auspiciada por el Gobierno central. Por otra parte, y en unos tiempos de profunda crisis social, quizá la prioridad no debiera ser la ayuda a un club deportivo que hereda una oscura gestión alimentada, en buena parte, con fondos procedentes de los impuestos ciudadanos.
Raya en lo grotesco, igualmente, que el Equipo de Gobierno se blinde frente a las críticas sosteniendo que la aprobación de este tipo de subvenciones jamás haya pasado por ningún trámite de control municipal. El último abono de 600.000 euros (al que hay añadir la misma cantidad otorgada la pasada temporada hasta un desembolso total de 1,2 millones de euros en un periodo de dos años, al margen de gastos en traslados y hospedaje, de los que nada ha trascendido aún), supone el gasto de una cuantía de dimensiones considerables en el contexto de las arcas municipales.
Esa cantidad es lo suficientemente importante como para ser sometida al juicio de la opinión pública mediante unos mecanismos de control democráticos que son, en demasiadas ocasiones, ignorados a conveniencia de los intereses de quienes ostentan el poder… Y que olvidan, muy a menudo, que sólo lo detentan por mandato ciudadano.
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