Todo el mundo sabe que Barreda es un presidente cansado e ineficiente, que está a pique del desmayo, que tiene a Castilla-La Mancha hundida en el desánimo y en la decepción y que está obsesionado con mantenerse en el gobierno.
Es precisamente por eso por lo que, como hacían los caciques de antaño, fingiendo no enterarse de nada, ha subvencionado la vileza de utilizar pasquines para inocular un mensaje, de contenido tan falso como su propia política, que, con infamias y enredos, busca desprestigiar personal y familiarmente a la líder indiscutible del PP regional, lo que, además de hacerle caer muy bajo como presidente y como persona, es prueba inequívoca de su incapacidad y desesperación.
No se da cuenta Barreda de que a la gente no le gusta su estilo panfletario, que lo que le gustaría es que comparase con Mª Dolores de Cospedal su proyecto para Castilla-La Mancha, pero le ocurre que no lo tiene porque todo el tiempo lo dedica a buscar cómo salir del lodazal de sospechas en el que él y su gobierno se encuentran inmersos y sabe de sobra que cara a cara le ha demostrado en reiteradas ocasiones que ni en el fondo ni en las formas puede con ella.
En vez de a potenciar ruindades, Barreda debería esforzarse en dar explicaciones claras, concretas y precisas sobre asuntos tan graves y escabrosos como la desaparición de CCM y el escamoteo de 7.100 millones de euros de dicha entidad, la modificación de la LOTAU o su obsesión por avalar con 140 millones de euros a sus amigos del aeropuerto de Ciudad Real. También debería esforzarse en buscar soluciones a la descomunal deuda en la que nos ha metido, al desdichado paro que afecta a toda la región, a la insoportable situación de nuestro sector agrícola y ganadero, afectado no sólo por la escasa rentabilidad, sino y también por las cuantiosas multas que descaradamente le ponen a los agricultores por regar sus cultivos, basándose en el timo del Plan Especial del Alto Guadiana. Todo ello sin olvidar el caso Virtus, el de Seseña y un largo etcétera de asuntos que, aunque todavía no han salido a la luz, como en otros casos, terminarán saliendo.
Los eméticos panfletos también los utiliza para desviar la atención y que pasen sin hacer ruido las fuertes tensiones internas que está viviendo el PSOE en Ciudad Real, donde Barreda, por la escasa potencialidad de su anterior candidato a la alcaldía, ha decidido aparcarle en vía muerta y sustituirle por un alto cargo venido a menos como es Valverde. Con esta última cacicada ha puesto al partido en ebullición y, como los desacuerdos son terribles, cada día que pasa aparece con más contundencia el hartazgo que produce entre sus compañeros de filas soportar a un hombre que, escaso de carisma y chato de ideas, se permite mangonear como si las tuviera.
Castilla-La Mancha no puede seguir así y su futuro no puede continuar en manos de un presidente obsoleto que, entre otras sutilezas, pretende transformar el dinámico Ayuntamiento de Ciudad Real en un triste cementerio de elefantes, pero va a pinchar en hueso.