Durante un mes, el Mundial de Fútbol consiguió enmascarar las dificultades sociales y económicas que venimos arrastrando. Fue como si la selección hubiese derramado sobre España una pócima que despertó una españolidad sin complejos, que resucitó nuestro ánimo, que nos hizo creer que habíamos vuelto a dar la imagen de un país moderno y eficaz y que nos llevó a fantasear pensando que su triunfo, además de un logro deportivo sin precedentes, significaría una ayuda que a los españoles nos permitiría salir de la complicada situación que estamos viviendo.
Hace tan sólo unos días que aquel grupo de grandes muchachos consiguió su objetivo y tengo la sensación de que ha pasado mucho tiempo, y ahora, como otros muchos, me doy cuenta de que aquella fue una felicidad efímera y de que la cruda realidad ha vuelto a imponerse.
Cada uno hemos vuelto a nuestros quehaceres y, ¿cómo no?, Barreda a sus andadas. Bochorno y vergüenza ajena me provocan que se dedicase a desviar la atención de los ciudadanos ocultando, tras el triunfo de los jugadores de la selección española, el miedo que produce la deriva nacional y la degeneración a pasos agigantados de nuestra situación regional.
Para lograrlo no dudó en cobijarse en Andrés Iniesta aprovechando que las emociones de los castellano manchegos estaban proyectadas sobre el jugador de Fuentealbilla que, como le presentó el genial portero suplente de la selección española, Pepe Reina, es ?el 6, sweet Iniesta. El hombre que escribió el guión de la final, el hombre que toda España ama??
Resulta de bajo perfil político que Barreda haya utilizado la imagen del joven jugador de fútbol para distorsionar la realidad de España, que bien desfigurada la tiene su líder ZP, y la de nuestra tierra, un bodrio que huele a podrido, cocinado en el caldo del paro a base de mendrugos como el del caso Seseña, el de la CCM, el de la Fundación Virtus o el del aval al Aeropuerto de Ciudad Real.
Barreda, en uno más de sus típicos mangoneos para hacer creer que es un presidente cercano a los ciudadanos, ha buscado la foto fácil con el jugador de fútbol Iniesta, cuando debería habérsela hecho con el viticultor Iniesta, el padre del futbolista, un agricultor al que los nervios de padre le impidieron ver el golazo de su hijo que hizo a España campeona del mundo, que, pasó el trance yéndose al campo a cuidar las viñas y a cuidar de que el mildiu no le arruinara la cosecha y pudiera llevarse, además del trabajo de todo un año, las pocas ganancias que le dan las uvas. Y es que, como tiene más que demostrado, a Barreda el campo no le interesa ni lo más mínimo y, en vez de dedicarse a defender los intereses del viñedo regional, a solucionar su crisis estructural y a ayudar a los viticultores de la región, que buena falta les hace, se dedica al victimismo culpando al PP de cuanto le viene en gana y a esconder los auténticos problemas con actuaciones tan inanes como la de publicitar su foto junto al campeón del mundo o a pregonar los premios que le ha dado en televisiones, webs institucionales y demás sistemas de publicidad del aparato socialista regional. ¡Así nos va!