El pasado viernes ocurrió un hecho grave, inexplicable -pese a la cosa administrativa-, y de un déficit democrático incomprensible. La Policía Local pidió a los dirigentes de UPyD los papeles que le autorizaban a celebrar un acto público en la Plaza del Pilar, como es absolutamente normal en democracia. Los de UPyD no los tenían: a la correspondiente solicitud al Ayuntamiento de Ciudad Real gobernado por el PP, se encontraron con la callada por respuesta, y eso, pese a la insistencia. Ese silencio administrativo que a estas alturas debería haber producido una respuesta de tolerancia se convirtió en un apremio uniformado para que el partido que lidera Rosa Díez levantara los trastos y se fuera con el acto a otra parte. Los puristas dirán que las normas están para cumplirlas.
Llevan razón salvo en una cosa: en un país como el nuestro en el que la Ley se interpreta en función intereses estrictamente políticos causa sonrojo ponerse tan estupendamente legalistas con una nimiedad como esta. UPyD pidió permiso y no le contestaron, como ha hecho siempre y como ha pasado siempre, pero nunca le fue impedido un acto público. El pasado viernes, sí. De modo que asistimos a una imagen más bien de otros tiempos: La policía local impide a un partido político que tiene representación en Europa, en el País Vasco y en el Congreso de los Diputados, y posiblemente en muchos ayuntamientos y quizá en las Cortes regionales en las elecciones del año que viene, por no tener el permiso para celebrar un acto que previamente habían solicitado. De nuevo los uniformes, cumpliendo órdenes, por supuesto, obstaculizando el derecho democrático de un partido político a darse a conocer. Una imagen antañona e incomprensible, más del blanco y negro del pasado siglo, que sólo se explica ante el temor que puedan estar suscitando los de UpyD, ante los buenos resultados que le otorgan los sondeos. Empezando por Rosa Díez, como la dirigente más y mejor valorada, premio, quizá, a la forma asumir su rol de verso libre en este encorsetado sistema, que le permite decir lo que piensa y lo que ofrece a los ciudadanos. Sea o no políticamente correcto. Y si ahora añadimos el plus de un partido al que la policía le levanta los bártulos de convencer al personal, mejor. Con el impedimento del viernes, los de UPyD se han granjeado otro puñado más de simpatizantes y el gobierno popular del Ayuntamiento de Ciudad Real ha cometido el error de hacer visible ese temor. Y los demás partidos PSOE, IU, no saben no contestan ante atropello tan absurdamente extemporáneo.