Tienen la fortaleza de las criaturas del altiplano, el calor de Cienfuegos, la madurez de Santiago, el picante azteca y el veneno canalla de Boca, el virgen patrimonio de La Amistad y el libidinoso pecado carioca.
Ven el mundo en formato panorámico, orientales amables como una caricia, acunados en el respeto milenario y generosos en sonrisas tres delicias.
Ortodoxos emigrantes son los centroeuropeos más latinos, dacios tunantes de embrujo vampírico.
Misterio sugerente de velo y especia, padres de Andalucía, hermanos de miel y almendra, alhaja de la morería.
De Tinduf a El Cairo, de las montañas de Kirguistán a las playas de Maracaibo, de Yucatán a la Patagonia, de las arenas de Mauritania a las cataratas del Lago Victoria, de Chisinau a Timisoara, entre los pabellones de Shangai y el malecón de La Habana, desde las calles de Vilnius a las nieves del Atlas. Todos tan diferentes y sin embargo, por Alá, mi amol qué rico ¡Somos todos culipardos!
*** Perdámonos***
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[Apoyo la tramitación del Estatuto de Autonomía alternativo]