Después del «Gobierno de austeridad», y una vez constatado el efecto mediático del recorte gubernamental del presidente Barreda, que lejos de bajarse del caballo sigue estudiando nuevas medidas sumido en un repentino calentón frugal, habrá que ver dónde se ubican las ramas taladas. No pretendemos ser quisquillosos, la reubicación del personal político siempre será bienvenida si la función y la necesidad ciudadana lo requieren. No vaya a ser que con tanta frugalidad se resientan los servicios públicos. Lo que sería más criticable es la hipotética recolocación de los afectados/as únicamente como premio por los servicios prestados. Entre otras cosas porque los ciudadanos empiezan a estar hartos de los premios políticos cargados a su cuenta