Ausente del Pleno por un dichoso (de dicha) asunto familiar, es el compañero Agustín quien me transmite las claves de este Pleno, previo a la Feria de mayo.
El Consorcio creado por entidades públicas: ayuntamientos, gobierno regional, diputación, CCM,… para “promocionar el aeropuerto”, y la aprobación de sus estatutos centraron el debate de este Pleno, corto y primaveral, con la ciudad oliendo a feria.
El concejal de IU, en esta ocasión sin la palabra amiga de ánimo y aliento, fue todo un ejemplo de sentido común: expuso con claridad que las actividades que recogían los estatutos del Consorcio, y su financiación, corresponden a la empresa propietaria del aeropuerto. El resto de los concejales en las nubes, acompañando a los aviones que despegan y aterrizan en esas instalaciones.
Muchos ciudadanos comprueban los efectos de la crisis: paro, contratos precarios, salarios bajos, dificultades para llegar a fin de mes,…En estos difíciles momentos, nuestro Ayuntamiento aportará anualmente 300.000 € a la “causa” del aeropuerto: 150.000 € para pagar el autobús que sólo transporta fantasmas y produce una eterna melancolía al triste conductor, y otros 150.000€ como aportación al Consorcio para “promocionar el aeropuerto”.
Mientras muchas pequeñas empresas demuestran una infinita paciencia para cobrar lo que el Ayuntamiento les debe, salvar el aeropuerto, que ha llevado a la ruina a CCM, se ha convertido en un objetivo político fundamental hasta las próximas elecciones autonómicas. En esta sociedad de “libre mercado”, donde la posibilidad de negocio guía las decisiones empresariales, este aeropuerto, financiado en gran parte con dinero público, es una excepción y un ejemplo ruinoso de la intervención estatal.
La inmensa mayoría de los concejales sin bajar de las nubes, el concejal de IU con los pies en la tierra describiendo con tino la realidad actual del aeropuerto: unas magníficas instalaciones vacías de pasajeros. Sólo el dinero de todos puede mantener esta situación al menos hasta mayo del próximo año ¿Después? Todavía el sol reinaba en los dominios de los aviones cuando los concejales llegaban a la plaza de la Constitución. Alguno miró al cielo azul, pero no encontró un sólo avión que se aproximara.
