Cuatro años después de su anuncio oficial, el Teatro Auditorio de Ciudad Real va camino de convertirse en una construcción faraónica. Y es que desde que se anunciase como un gran proyecto en 2006, no ha dejado de ser precisamente eso: un proyecto. La semana pasada, el Ayuntamiento de Ciudad Real paralizaba las obras de una infraestructura que tiene construida una parte del edificio y del parking subterráneo, pero nada más.
La historia es larga. Todo comenzó en octubre de 2006, cuando el Ayuntamiento de Ciudad Real anunciaba a bombo y platillo la próxima construcción de un Teatro Auditorio. Tres meses después, y dentro de la campaña de popularización del proyecto, el Ayuntamiento lanzaba una campaña para que los ciudadanos eligiesen el nombre del Teatro Auditorio. En enero de 2007, Gil-Ortega anuncia el inminente comienzo de las obras y asegura que en 2008 estarán finalizadas. No obstante, y a pesar de que en mayo se puso la primera piedra, las obras no empezarían hasta 2008, justo el año en que deberían acabar.
La paralización actual de las obras no es la primera que ha habido en estos años, ya que en octubre de 2008 ya se produjo una situación tensa. Por aquel entonces, la empresa constructora y el Ayuntamiento discutían sobre la modificación del contrato. Fruto de esas discusiones, las obras se vieron paralizadas nuevamente.
Pelea por la ausencia de la Junta en la financiación
Para justificar las diversas paralizaciones y retrasos de ejecución, el Ayuntamiento ha alegado dos motivos: en primer lugar, la crisis económica global, que ha desembocado en una falta de ingresos por parte del Consistorio. En segundo lugar, la “falta de apoyo” de la Junta en la financiación, un polémico asunto que viene enfrentando a estas dos instituciones desde que el proyecto diese sus primeros pasos. Desde el Ayuntamiento siempre se ha criticado que la Junta no ayude económicamente al Teatro Auditorio de Ciudad Real pero sí colabore con otros teatros como el de Daimiel. La Junta, por su parte, ha mantenido siempre su no colaboración con el proyecto liderado ahora por el equipo de Rosa Romero.
En el PSOE de Ciudad Real tienen una opinión muy distinta. El encargado del área de Urbanismo, Agustín Espinosa, asegura que el Ayuntamiento no ha hecho bien su trabajo y que el Teatro Auditorio “tenía problemas de financiación desde el principio, no ahora. El proyecto empezó sin haberse pedido ningún tipo de ayuda a la Junta, y las ayudas para un proyecto se tienen que pedir antes de comenzar ese proyecto, no durante la marcha”.
Un polémico plan de financiación
En algunos aspectos, parece que el plan de financiación del Teatro Auditorio tenía algún que otro talón de Aquiles. Y es que a la falta de petición económica previa a la Junta hay que añadir la documentación aportada en el propio plan de financiación, que preveía la obtención de ingresos a través de la venta de varias parcelas municipales. Sin embargo, ni las ventas ni los ingresos han terminado de llegar, lo que ha colocado a esta infraestructura en una delicadísima situación.
Desde el PSOE se critica la “falta de gestión” del Ayuntamiento y se asegura que “los proyectos se tienen que iniciar cuando la financiación está garantizada, no antes”. Por su parte, el concejal de Urbanismo, Francisco Cañizares, asegura que “la financiación siempre ha estado garantizada y lo sigue estando”. Cañizares achaca los problemas y paralizaciones a la crisis, “que ha dejado al Ayuntamiento sin unos ingresos que en condiciones normales ya se habrían hecho”. Copn estos problemas, y tal y como publicaba ayer Manuela Lillo en La Tribuna, se desvarajusta también el presupuesto de 2010 del Ayuntamiento.
Problema de gestión
Agustín Espinosa no sólo critica las formas del Teatro Auditorio, sino también las formas. Y es que, según el socialista, “el proyecto se inició sin contar con el apoyo del sector cultural”. De hecho, “ni siquiera el concejal de Cultura de entonces [Rafael Romero] fue consultado”. Además, “nunca se ha hablado de contenidos ni de programación. Sabemos que quieren hacer un Teatro Auditorio, pero no sabemos qué van a hacer en él”. Para Espinosa, éste “es más un proyecto arquitectónico que cultural”, insertado dentro de un “objetivo propagandístico”.
Sea como fuere, lo cierto es que la realidad nos sitúa ante un faraónico proyecto cuyas previsiones lo harían operativo en 2008 pero que a día de hoy está a medio construir. Y, lo que es peor: las obras van a continuar paradas.