Es intolerable que hoy (viernes) la portavoz del Gobierno regional, Isabel Rodríguez, haya justificado los insultos a María Dolores de Cospedal en la localidad de Sacedón, diciendo que es Cospedal la que insulta a los ciudadanos. Y es intolerable, porque Isabel Rodríguez, no es una ciudadana desconcotralada -antes bien controladísima- que acude a una concentración a gritar cuanto se le pase por la cabeza sino la portavoz oficial de un Gobierno en el que se supone, y pese a las discrepancias, profundas a veces, prima la cordura, la moderación y el comportamiento civilizado.
Es intolerable que a día de hoy todavía nadie del Gobierno regional ni de las asociaciones de prensa de la región haya condenado públicamente la agresión que sufrió un periodista durante la cobertura de la visita de Cospedal a esa ciudad. Era un periodistas del PP. ¿Y qué? Es intolerable que desde el Gobierno de Castilla-La Mancha no se esté dando ejemplo de madurez política, condenando abiertamente, cuantas actuaciones supongan un riesgo para las personas públicas y una contribución a la crispación circundante. Que sobra. Si el PP ha comentido el error de no aupar el Estatuto allá ellos, ya se pasarán por las urnas: eso no da patente de corso para alentar el enconamiento y la violencia en la calle. El PP ha acusado a Barreda de alentar la kale borroca. Oyendo a Isabel Rodríguez, hoy viernes, ha sido lo más parecido. No vaya a ser que el rédito político que puedan conseguir los socialistas por la situación creada, lo dilapiden también con su beneplácito a los energúmenos.. Un insulto, un exabrupto a Cospedal es un voto menos a Barreda. Lo que menos necesita esta región es añadir a la tensión absurda que se ha generado ya en el país, el frentismo del agua para que nos entretengamos en el intermedio. O los dirigentes políticos se declaran abiertamente por la crítica y el argumento y repudian las algaradas o la cosa va a pintar peor. Otra cosa son las manifestaciones cívicas democráticamente convocadas y la manifestación libre a favor o en contra de algo o alguien. Pero el altercado callejero que además suscita la comprensión, ni más ni menos, que de la portavoz del Gobierno autonómico, es sencillamente intolerable, y descubre la verdadera talla moral de quien desde la tribuna hace gala de esa insólita comprensión. Señores/as políticos/as: la cosa depende de ustedes.