En toda competición que se precie, el valor de la victoria suele estar en hacer algo diferente. Sin embargo, el miedo a la derrota suele ser más poderoso que la ambición por la victoria, y este miedo hace que los combatientes no expongan sus propias armas, sino que se dediquen a intentar imitar a su oponente, tanto en sus virtudes como en sus defectos. En política a veces pasa algo parecido, y en Castilla-La Mancha está sucediendo con el presidente regional, José María Barreda, y la líder del PP en C-LM, Dolores de Cospedal. Os ofrecemos el perfil de estos dos políticos radicalmente enfrentados que, sin embargo, se copian mutuamente las actuaciones por el miedo a perder.
La guerra del Estatuto
Este lunes se produjo el enésimo enfrentamiento de Barreda y Cospedal a raíz de la definitiva retirada del texto del Estatuto de Castilla-La Mancha tras su fracaso en el Congreso de los Diputados. Precisamente el Estatuto es el asunto que está marcando la carrera de estos dos políticos en esta región. Barreda lleva seis años como presidente, pero Cospedal entró como líder de los ‘populares’ en junio de 2006, coincidiendo con la elaboración de un primer borrador de reforma de Estatuto que fue aprobado en las Cortes regionales por unanimidad en enero de 2007. De ahí pasó al Congreso de los Diputados, donde atravesó un interminable calvario que culminó con su muerte la semana pasada.
Barreda aseguró que si la reforma del Estatuto no triunfaba en el Congreso, él mismo pediría a las Cortes que retirasen de forma definitiva un texto que llevaba danzando casi cuatro años. Y así ha sido. Una vez retirado el Estatuto, socialistas y ‘populares’ han copiado sus estrategias y han puesto de moda una palabra en Castilla-La Mancha: “traición”. Desde el PSOE se acusa a Cospedal de “traicionar a los castellano-manchegos en beneficio de Murcia” y actuar no como líder regional del PP, sino como secretaria nacional del partido. Desde el PP también se acusa a Barreda de traicionar a sus ciudadanos al retirar la reforma del Estatuto, una retirada con la que el PP no estaba de acuerdo pero que, aseguran, beneficia a los socialistas: “A Barreda le venía bien que el Estatuto no saliese adelante para seguir con el victimismo”.
Las críticas no se dirigen a los partidos, sino que están totalmente focalizadas en Barreda y Cospedal. Sin embargo, éstos rara vez se enfrentan o aluden directamente, sino que lo hacen a través de sus diputados. Durante la última semana, entre cinco y diez diputados y líderes políticos de PP y PSOE en la región han defendido las posturas de sus líderes y han intentado machacar al rival. En el PP son Ana Guarinos y Vicente Tirado los máximos francotiradores, mientras que en el PSOE los disparos, coordinados por Santiago Moreno, se dispersan más, ya que recurren también a los alcaldes socialistas de la región.
Enfrentamiento personal
Barreda y Cospedal se enfrentan pocas y tímidas veces, pero esta semana el enfrentamiento fue antológico. Ante unas Cortes regionales que estaban siendo miradas con lupa por los medios de comunicación de toda España, Barreda y Cospedal decidieron poner todo su empeño y lanzarse los mejores dardos ante la mayor audiencia que han tenido nunca. Cospedal entró fuerte y no dudo en referirse a Castilla-La Mancha como “una ciénaga llena de mentiras”. No sólo habló del Estatuto, sino que aprovechó la ocasión para sacar a relucir varios de los asuntos que están situando a Barreda en la cuerda floja: Caja Castilla-La Mancha (CCM), el Aeropuerto de Ciudad Real, la Fundación Virtus… Cospedal aprovechó que todo el mundo la miraba para convertir su discurso en un ataque frontal y global hacia todas las políticas de Barreda. El presidente regional, por su parte, llamó “falsa” a Cospedal y la acusó de “insultar a los castellano-manchegos”. Con esta acusación, Barreda sacaba los viejos reproches y aludía a las declaraciones que hace varios años hizo Cospedal, quien hablaba en la COPE de la “escasa cultura” que habría en las zonas rurales de Castilla-La Mancha y que podrían estar detrás de los éxitos socialistas en esta región. Barreda no perdió tampoco la oportunidad de recordarle de nuevo a Cospedal que en su boda no había vinos manchegos. Si el discurso de Cospedal fue un ataque global a las políticas de Barreda, éste optó por un duro reproche de los asuntos que la han enfrentado con la ciudadanía de C-LM.
Y si los discursos fueron parecidos, las conclusiones fueron las mismas: “Si retira el Estatuto será porque es un presidente en retirada, así que debería dimitir”, dijo Cospedal. “Cuando el PP tenga unos líderes que piensen en los castellano-manchegos, éstos tendrán un Estatuto en condiciones. Si no (…) debería dejar su escaño”, reprochaba Barreda.
La carrera hacia 2011
Ambos dieron ayer el pistoletazo de salida para las elecciones de 2011. Y lo hicieron pidiendo la dimisión del otro. Sin embargo, hay motivos y evidencias para pensar que ambos tienen más miedo que sed de victoria. Barreda está desgastado por una interminable serie de asuntos polémicos que le tocan a él de lleno: CCM, el escándalo de la Fundación Virtus, la ruina del Aeropuerto de Ciudad Real, etc. Además, y pese a los 30 años de gobierno socialista en Castilla-La Mancha, Barreda ve por primera vez en peligro la victoria. La mayoría de pronósticos le dan el triunfo, aunque éste sería muy ajustado. Lo suficiente como para tener miedo. Por su parte, Cospedal arrastra las críticas que la acusan de dedicarse más a la secretaría nacional del PP que a su liderazgo en Castilla-La Mancha. Y, pese a lo cerca que estaría de Barreda en las elecciones, aún habría que trabajarse la victoria.
Y como ninguno de los dos parece seguro de qué hay que hacer para ganar, llevan cuatro años copiándose las estrategias: si uno critica, el otro también; si uno hace, el otro hace; si uno deshace, el otro deshace; si uno ofrece la mano, el otro se la estrecha. Eso sí, casi nunca con enfrentamientos personales y directos, sino recurriendo a sus voceros.
Parece que esta semana comenzó de forma definitiva la lucha por la victoria en las elecciones de 2011, con lo que tanto Barreda como Cospedal deberían abandonar ese miedo plagiado y optar por el valor de ser diferentes. Eso será lo que les haga ganar. Si es que quieren.