“Debilidad extrema” es la afirmación que mejor define la situación de Barreda y su colérica reacción, como animal herido, proponiendo la retirada del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, Estatuto que ha llevado muchas horas de trabajo y años de tramitación y que él está dispuesto a tirar por la borda para sacar un raquítico rédito político.
Hoy en día, es normal encontrarte con un dirigente socialista y que, sin cortarse un pelo, te ponga a escurrir a Barreda y a su sanedrín. A Barreda, porque ha conseguido que Castilla-La Mancha pierda peso a nivel nacional, porque es un presidente al que no respeta el Gobierno socialista y porque es un secretario general con el que no cuentan los dirigentes de su partido, Zapatero y Blanco, por su manifiesta deslealtad.
A estas graves consideraciones, habría que sumar la falta de credibilidad y pérdida de confianza entre propios y extraños, el apoyo de “los suyos” es directamente proporcional al sueldo o subvención que perciben del gobierno regional. ¡Qué triste!
Los exponentes más claros de lo que afirmo son: la amenaza de retirada del Estatuto incluso antes de empezar a tramitarse en el Congreso de los Diputados, porque no tiene ni apoyo ni votos suficientes de su partido y aliados, como sí los tuvo el de Cataluña; la tajante y traumática intervención de CCM mientras estaban de fin de semana, alguna de “week end” en Londres; las malas compañías de amigos especuladores deudores de CCM y socios del Aeropuerto de Ciudad Real, que sacan de quicio a muchos honestos socialistas; su mala imagen vinculada al urbanismo más salvaje, depredador y sospechoso de corrupción, Seseña y la bajada de pantalones que supuso la derogación del Plan Hidrológico Nacional por Zapatero con el voto favorable de los diputados y senadores de Castilla-La Mancha. A todo esto, hay que añadir que, según varias encuestas, Cospedal ganaría las elecciones en 2011.
Barreda tiene muchos problemas y como no puede llamar a Houston, se enroca en la región y quiere que todos paguemos su debilidad extremas robándonos el merecido protagonismo nacional, con la aprobación por amplia mayoría de nuestro Estatuto e hipotecando el futuro de nuestros hijos. Digo enrocar porque quiere eternizar el problema del agua que llevan 30 años sin resolver, crear la opinión de que sufrimos una agresión externa y hacer una campaña artificial con dinero de todos para movilizar a su electorado y a los que pueda engañar.
Barreda no tiene ningún argumento riguroso y leal para no aceptar la impecable enmienda del PP sobre el Estatuto, enmienda que garantiza cubrir necesidades de agua, estimados en 4000 hm3, alcanzar los objetivos medioambientales de la cuenca, prioridad de uso de las cuencas cedentes y que tiene el apoyo del todos los diputados del PP de España. Todo lo demás, es una gran mentira para justificar una traición y anteponer sus intereses personales a los de los ciudadanos.
No esperamos gran cosa del Barreda, no lo esperan tampoco muchos del PSOE pero quiero garantizarles que la presienta Cospedal y el PP seguirán defendiendo con astucia, fuerza y capacidad de liderazgo los intereses de todos y cada uno de los castellano manchegos.