MICIUDADREAL.ES entrevista a Zahara.
Hace dos noches pudimos disfrutar de una enérgica Zahara en concierto. Aprovechando su viaje a Ciudad Real, en MICIUDADREAL.ES hemos querido charlar con ella tranquilamente sobre todo lo que le rodea.
— ¿Qué tal está yendo esta gira entre lo acústico y lo eléctrico?
— Muy bien, la verdad. Hace un año que salió el disco y desde entonces no he parado de tocar con la banda, así que me apetecía hacer unos cuantos conciertos acústicos para retomar el contacto con las salas pequeñas, con la guitarra, con la gente…
— En este disco tienes canciones como ‘La canción más fea del mundo’ o ‘Chica pop’, que ya las habíamos escuchado en formato acústico. ¿Cuál es la transición de estas canciones desde lo acústico a lo eléctrico?
— La verdad es que yo siempre compuse estas canciones pensando en tocarlas con una banda. Es cierto que se empezaron escuchando en acústico, pero eso era fruto de la comodidad y de la necesidad de expresar lo que cuento en mis canciones. En ese sentido este disco era un poco complicado, ya que había que darles un toque nuevo a unas canciones que la gente ya había escuchado en acústico. A mí me gustan más cuando las toco con la banda.
— ¿A quién quieres más, a papá o a mamá? ¿Acústico o eléctrico?
— Pues sí, esto es como lo de papá y mamá [risas]. Depende del día: si tengo un mal día, es mejor tocar con la banda. Como tenga un mal día y esté yo sola… me quiero morir… Sola es una implicación mucho más visceral y más personal.
— Empezaste de forma muy humilde y ahora estás en una multinacional, sonando en todas partes… Los fans muchas veces somos muy cabrones y nos empeñamos en criticar a un grupo o dejar de oírlo cuando se hace más famoso. ¿Te ha pasado esto?
— Sí, sí que me ha pasado, pero de forma distinta. No es que me hayan criticado, pero es una postura en plan: “Te quiero para mí. Si yo te conocí tocando para cuatro, ¿por qué ahora tienen que ir 400?”. Es cierto que hay gente a la que parece incluso que le molesta que te vayan bien las cosas. Te dan ganas de cogerlos y decirles: “Tú me quieres, pero imagino que querrás que viva de esto, y para vivir de esto tiene que venir gente a mis conciertos, porque si no, no me pago el piso”. Veo una parte de cariño, pero también otra muy egoísta, eso de que cuando triunfes le dejes de gustar a un sector de tu público.
Parece que te tiene que dar vergüenza que te vaya bien. Que no es mi caso, ojo, porque en mi caso somos muchos músicos moviéndonos desde Barcelona y es muchísimo el dinero que gastamos. Yo no me estoy haciendo de oro, sino justo al contrario. Estoy haciendo una inversión con mi propio dinero para conseguir mis giras, o sea que no me estoy forrando ni mucho menos. Y si encima de todo esto llega alguien que te critica, parece que a algunas personas sólo les gustan los músicos que se mueren de hambre.
Me jode especialmente el caso de Vetusta Morla, a los que ahora mismo mucha gente acusa de mainstream. ¿Qué coño mainstream, si están haciendo la música que hacían hace diez años? Además el disco se lo han pagado ellos, porque ninguna discográfica lo quería, se han conseguido su propia gira, se lo han gestionado todo ellos… ¿Mainstream? Quien diga eso no tiene ni puñetera idea de lo que habla.
— ¿Te habrías imaginado hace dos años, cuando estabas en Granada, que te vendría todo lo que te ha venido ahora?
— No, no, para nada. Si te digo la verdad, yo nunca imagino absolutamente nada en mi vida. Imagino canciones, pero en mi vida real procuro ponerme metas muy cercanas, todo muy inmediato. Lo bueno de esta actitud es que cuando te pasan cosas malas no te las tomas tan mal, no son decepciones. Simplemente son cosas que pasan.
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— La última vez que viniste a Ciudad Real te entrevistó un amigo mío –Matías Clemente- para Pandémica y Celeste Radio y le comentabas que habías venido en AVE desde Madrid y que la pena de estos viajes es que no te dejan tiempo para pensar, ni para reflexionar, así que él te dijo que la próxima vinieses en borrica. ¿Le has hecho caso?
— [risas] No, no. La verdad es que he vuelto a pecar viniendo en AVE. Pero el AVE Barcelona-Madrid son tres horas y ahí sí te da tiempo a meditar; he venido escribiendo. Además, hoy me he traído a una amiga, y de Madrid a Ciudad Real hemos venido hablando de la vida, que es otra forma de meditar.
— Tú saliste sobre todo gracias al espaldarazo de YouTube, así que supongo que no estarás en contra de las descargas de Internet…
— No, en absoluto. Estoy a favor de todas las descargas y de que la gente comparta su música. Si yo doy conciertos es gracias a que mucha gente se ha bajado mis canciones. Hoy estoy llenando en Ciudad Real, pero la última vez que vine no había más de 50 personas. Este tipo de cosas sólo se consiguen gracias a Internet. De hecho, cuando alguien me compra un disco, lo primero que le digo es que se lo grabe a sus amigos. Una vez dos chicos que eran amigos me compraron un disco y me quedé pensando: “¿Pero estáis tontos? ¡Cómpratelo tú y luego se lo grabas!” [risas]. Además, cuando tu disco está gratis en Internet, valoras mucho más que alguien decida gastarse el dinero y comprarlo.
Creo que la industria musical va a cambiar mucho, muchísimo. Spotify, por ejemplo, ya es un gran avance. Creo que las descargas deberían estar patrocinadas por marcas, para que el dinero lo pusiesen las marcas, en vez de la gente.
— Además tú siempre sacaste mucho rendimiento a Internet: tienes tu web y tu Myspace, que es algo normal en un grupo, pero también tienes Twitter, Facebook, te hiciste un Fotolog cuando nadie sabía ni qué era eso… Cuando una persona se expone tanto a su público, ¿qué guarda para sí misma?
— ¡Sigo teniendo Fotolog; soy de las pocas personas que siguen teniendo Fotolog! De todos modos, el hecho de que esté en tantas redes no quiere decir que desnude mi intimidad. Date cuenta de que yo lo que pongo en Internet son sobre todo cosas curiosas: qué me he hecho para comer, dónde estoy, qué voy a hacer… Son cosas divertidas, pero la gente no sabe más allá de eso. Además, tengo una vida tan absolutamente normal que no tengo por qué tenerle miedo a lo que salga de mí en Internet.
— Te voy a hacer una pregunta que en su momento le hice a Amparo Sánchez (Amparanoia). Muchas veces los fans vinculamos nuestros estados de ánimos a la música que escuchamos y viceversa. A veces, incluso hipotecamos nuestra felicidad a las canciones de nuestros artistas favoritos. ¿Qué pasa cuando una persona que parece que tiene que alegrar a la gente está triste y necesita que la alegren a ella? ¿Qué pasa cuando es Zahara la que se quiere morir del asco?
— Es cierto, a mí también me ha pasado, y en cierto modo me parece algo muy bonito. Yo también me pongo canciones, por ejemplo, para llorar. Y hay gente que me ha dicho que se pone mis canciones para estar alegre, o para llorar. Sólo el hecho de que haya una persona que use mis canciones para reflejar sus estados de ánimo me parece una conexión maravillosa.
— Ésta se la hice a Vetusta Morla. En todo este tiempo habrás hecho mil y una entrevistas, y a veces los periodistas somos muy típicos a la hora de hacer preguntas y os planteamos dudas que le interesan a la gente pero que a lo mejor a vosotros no tanto. Por eso te pregunto: ¿Qué pregunta te gustaría que te hubiese hecho en esta entrevista? ¿Qué no has podido contar en esta entrevista que te habría gustado contar?
— Bueno, esta entrevista ha estado bien, ésta me ha gustado [risas]. A mí me gusta que haya preguntas sobre lo que las canciones nos muestran del artista. Yo, por ejemplo, tengo letras durísimas, lo que pasa es que a lo mejor las meto dentro de melodías alegres. Me gustaría que en las entrevistas me preguntasen, por ejemplo, cómo me siento, o qué creo que es el amor. Cada canción es una reflexión sobre el sentido de la vida, así que me gustaría hablar de eso en las entrevistas.
—
ATENCIÓN!! Dentro de pocos días colgaremos por aquí las canciones del concierto de Zahara. ¡No te lo pierdas! Podrás verlo aquí y en MICIUDADREAL.TV.
