Son como niños, bueno, no. Que ser como niños puede tener su encanto, siquiera por la inocencia: son adultos torpes. No se dan cuenta nuestros representantes en las Cortes regionales del PSOE y del PP -no hay más partidos-que no pasa día sin que toquen el ridículo.
Hasta el vino que toman nuestros ellos y ellas en bodas y encuentros es motivo de trapos sucios contra la cara del enemigo. Estamos cayendo en un regionalismo paleto o lo que es peor, en un pseudo nacionalismo de terrón. Ahora resulta que el buen castellano-manchego está obligado a beber vino de la tierra so pena de ser considerado un hereje. Dan ganas de botarlos. Reforma de la Ley Electoral, pero ya.