{jathumbnail off}Estimados lectores, hoy estrenamos «La debatidora», una sección dedicada a fomentar el debate sano y constructivo sobre temas de candente actualidad. El objetivo de este nuevo espacio es ofrecer a nuestros lectores la oportunidad de triturar y compartir argumentos, así como la posibilidad desmenuzar, a través de la participación, todos los puntos de vista de los asuntos en candelero.
Queremos aprovechar la reciente celebración del Día Internacional de la Mujer para proponer una reflexión acerca de las políticas de mujer que, con tanto presupuesto y con tan poco tino, se están desarrollando en nuestro país. En concreto nos gustaría centrarnos en lo más cercano, en las iniciativas puestas en práctica en las concejalías del ramo de cada uno de nuestros ayuntamientos.
En lo que se refiere al consistorio ciudadrealeño nos sorprende cómo Rosa Romero, alcaldesa de Ciudad Real, y Helena López, concejala de Igualdad de Género, hablen en sendos artículos sobre derechos, libertades, igualdad y valores femeninos. Sorprende, porque este ayuntamiento basa su política de la mujer en una serie de actividades de ocio sin sustancia, en la gestión del aburrimiento como si la mujer fuese un ser en riesgo de exclusión social, un ser social terminal y desahuciado que sólo merece entretenimiento paliativo para sacarlo de la depresión crónica a la que nuestra sociedad ha arrastrado. Puede que esto, en su medida, llegue a ser necesario y práctico, pero quizá desplegar todo el arsenal presupuestario de un ayuntamiento en charlas sobre los poderes ocultos de las piedras, viajes a Benidorm y la literatura de Cristina Tárrega, es como poco, digno de una política poco ambiciosa con las posibilidades y capacidades, y sobre todo con los problemas, de la mujer.
Permítannos recomendarles el último artículo de Alberto Muñoz y cederles el turno de palabra.