Tenemos la negra. Con todo el tren de borrascas autonómicamente domésticas que vienen cruzando el panorama político regional y ahora salta un tipo que dice que el preso político cubano, ese don nadie del yeso anticomunista, Orlando Zapata –¡que muera Zapata¡ -es un pringao común, manipulado por la torticera disidencia terrorista. Tenemos la negra. El pollo que ha dicho esto se apellida Toledo. Podía apellidarse Salamanca, Mérida, Valencia o Madrid, pero no… Toledo. Para que su apellido coincida con el nombre de la capital de la región. Hace unos años, otro señor, que además de ser calzaeño se apellidaba Almodóvar, de reverencia casi religiosa para el establichmén, acusó a los populares ante la prensa internacional de urdir un golpe de estado durante los fatídicos días 11-14-M que precedieron a unas elecciones que cambiaron el Gobierno. Lo dijo, para rematar a un PP, ya malherido.
Más de uno contuvo el vómito: no zahería el renombrado cineasta a un partido político sino a un país entero-el suyo- al presentarlo ante las cámaras de la globalidad como una finca bananera. Y ayer va este otro muchachote y se despacha vejando la memoria de un hombre que murió preso y hambriento en las mazmorras de Cuba. Que se joda. Este Toledo, aquel Almodóvar; aquel Almodóvar, este Toledo, que diría José Mota, bendito sea el infanteño que nos redime. Como ni el Ayuntamiento de Toledo, ni la Junta van a tomar la iniciativa para cambiar el nombre a la capital para evitar la coincidencia con el apellido de Willy el Niñato, y como es harto improbable que éste lo haga, pues habrá que asumir el triste destino de nuestra heroica y bella capital regional cuyo nombre da apellido a un paniaguado de la cultura oficial. Pero no perdamos la esperanza. El Tío la Vara ya ha sido avisado para que haga del niñato un hombre y de paso arregle unas cuantas cosas, antes de que lo extrañen a la isla de Elba por pedagogo maltratador.