Faltando el respeto a la inteligencia, para convencernos de que aquí gobierna un genio, el ministro de Fomento pretendió hacernos creer algo tan absurdo como que, a la “fracasada” Merkel y al “amigo” de Zapatero, Sarkozy, les corroe la envidia porque se han dado cuenta de que el presidente español ha alcanzado un prestigio intergaláctico que los está haciendo quedar a la altura del betún, que los está dejando en evidencia y que, si no lo frenan, en los cuatro meses que estará de presidente de turno de la Unión Europea, acabará por hacer evidente su ineptitud como gobernantes.
Se le olvidó al nuevo hombre fuerte del PSOE decir detalles como que su jefe de filas, solito y sin necesidad de que le ayuden las demás formaciones políticas, como ahora pretende, ha conducido a nuestro país hasta llevarlo a casi un 20 % de paro (el doble que la media europea) o que, con su política derrochona, ha aumentado escalofriantemente el gasto público, el déficit financiero y la deuda hasta alcanzar los niveles de una angustiosa catástrofe.
También se le olvidó decirnos que Zapatero es un presidente que gobierna a base de dar palos de ciego, que improvisa todo lo que hace, que titubea continuamente, que practica una gestión poco clara, indefinida, desatinada y, sobre todo, ineficaz, y se olvidó también decirnos que Zapatero ha perdido toda su credibilidad, que nadie confía en él y que los líderes de los alemanes y de los franceses no pueden comprender que en España le sigamos permitiendo excesos como los que comete.
Tengo que reconocer que D. José Blanco López no siempre adultera la realidad. A veces, pocas, dice la verdad. Sin ir más lejos, hace tan sólo unos días, igual que viene haciendo el Partido Popular, le recomendó a Barreda que “recotase” su gobierno, lo cual, en una comunidad con un paro galopante y una economía carcomida, es una necesidad incuestionable.
Que en Castilla-La Mancha sobran altos cargos es evidente. Que Barreda, que tampoco es un genio, no recorte el gobierno, como le piden la oposición y su propio partido, estando las cosas como están, significa que no le importa despilfarrar el dinero público. Y eso es grave.