Las pensiones de la enfermería

El Gobierno se ha decidido finalmente a reformar las pensiones, aunque de una forma convulsa y mal explicada, generando además pánico y preocupación en una sociedad convulsionada por la crisis y la gestión paranoica de un Ejecutivo que trata de ocultar la gravedad de la situación a sus ciudadanos. Han tenido que ser las organizaciones internacionales de economía, los medios económicos más prestigiosos y el propio mercado los que han obligado a   Zapatero a salir de su campana de cristal y tomar medidas –improvisadas muchas de ellas– para hacer frente a la necesidad de financiar una deuda y un déficit que nos coloca en una precaria situación, al nivel de los peores países de la zona euro. Nunca antes, desde que se implantó la moneda europea, se ha vivido una situación parecida. Y se tiene la sensación de que lo peor todavía no ha llegado, ante la ausencia de medidas coherentes y fiables a largo plazo que nos permitan encaminarnos por la senda del crecimiento y del bienestar.
Ahora, después de reiterarnos continuamente que el Estado de Bienestar estaba asegurado para las siguientes generaciones y no hacían falta medidas correctoras en el campo de lo social, nos anuncia lo contrario y afirma que hacen falta reformas drásticas y dolorosas para los españoles, especialmente en cuanto a las pensiones y a la reforma laboral. No hay que olvidar que nuestro país tiene una de las pensiones más bajas de la Unión Europea y cuenta con un sistema de ayudas sociales, incluida la Dependencia, que se encuentra en la parte inferior de la Unión Europea.

Las propuestas sobre la reforma de las pensiones, aprobadas por el Consejo de Ministros a finales de enero, amplían hasta los 67 años la vida laboral de los trabajadores, además de contemplar otras medidas que repercutirán en una reducción de la pensión. Son propuestas improvisadas que carecen de validez y que generan alarma social en el colectivo de los trabajadores, que deben enfrentarse a una de las peores crisis de las últimas décadas.

Cualquier reforma sobre las pensiones tiene que ser consensuada dentro del Pacto de Toledo con la aprobación de los diferentes grupos parlamentarios, debiendo tener éstos en cuenta las características particulares de cada uno de los colectivos de empleados. No es lo mismo trabajar en una oficina que en un andamio o en un centro sanitario, donde se imponen una serie de elementos que afectan a las personas a lo largo de una carrera profesional. Los profesionales de enfermería, según se reitera en los estudios independientes que se han realizado, llegan al final de su vida laboral en unas condiciones físicas agotadoras. Una vez más, el Sindicato de Enfermería insiste en que el Ejecutivo ha incumplido reiteradamente sus compromisos con la Enfermería no

regulando la jubilación voluntaria, anticipada y parcial de estos profesionales recogida en la Ley de Estatuto Marco y el Estatuto Básico del Empleado Público. Por ello, en esta reforma se tienen que aprobar medidas para que la enfermería cuente con un sistema individualizado que permita anticipar el acceso a la jubilación para el colectivo enfermero, dando respuestas a las peculiaridades de la profesión.

Esta propuesta de jubilación para los profesionales de enfermería, su itinerario laboral, tendría en cuenta la edad del profesional, los años de servicio prestados y el tiempo acumulado realizando turnos rotarios, noches y guardias. Es razonable que las enfermeras y enfermeros disfruten de unas pensiones que tengan en cuenta la singularidad de su trabajo y profesión.

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