La perspectiva empresarial siempre orbitó alrededor de miciudadreal.es, no como una mera ambición pecuniaria, sino con la sana ilusión de hacer de la pasión miciudadrealeña un medio de vida. El primer conato profesional tuvo lugar entre 2007 y 2008, pero pronto descubrí que un empresario autónomo no es sino un mero intermediario entre sus clientes y una simpática pareja formada por la Seguridad Social y la Agencia Tributaria. Hastiado y hostiado por la realidad sufrí al menos dos segundos de desaliento. Breves sí, pero graves y suficientes para caer por casualidad en una profunda y renovadora reflexión: aun mejor que tener un sueño es compartirlo.
Y qué mejor compañía que la de los amigos. Así, la oruga miciudadreal.es abandona el capullo individual y partir de hoy revolotea mancomunada en los vivos colores de una mariposa que vuela libre. Eusebio García del Castillo Jerez, el que firma, tiene el honor y el placer de presentarles a Medios e Internet de Ciudad Real Sociedad Cooperativa de Castilla-La Mancha. Esperemos que un nombre tan largo no tenga una vida demasiado corta.
¿Una cooperativa?
La Justicia y la información son los testículos sobre los que se apoya la dignidad ciudadana, los pechos de los que mama la libertad. De la Justicia no me compete hablar, no seré, de oficio, abogado del diablo. Sobre la importancia de lo segundo permítanme recordarles que la Constitución Española recoge, en la sección dedicada a los derechos fundamentales y las libertades públicas, que «se reconocen y protegen los derechos a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión» y, por si no fuera suficiente, también a «expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción».
Las empresas de comunicación que comercian con la información sin vocación de servicio a la ciudadanía son un cáncer que amenaza nuestro aparente sistema democrático. La información es el último garante de nuestras libertades, el último recurso que trasciende fronteras, bien sean nacionales, regionales o municipales, la última esperanza cuando la gangrena del vicio de poder propaga la corrupción de una ética depravada y la podredumbre moral de una torcida clase política que gobierna para sí misma en un endogámico ejercicio de facultades públicas con el único fin de la egoísta perpetuación de su gobierno.
Cada telefonazo, cada coacción publicitaria, es un atentado a la libertad, un golpe de estado al articulado constitucional y, sin embargo, junto a la censura y la intoxicación informativa son tan habituales que se han convertido en casi imperceptibles. La tiranía se transmite de eslabón a eslabón hasta el más débil, el periodista, que se convierte en verdugo involuntario. Una estructura empresarial horizontal protege a los peones de la información, que actuarán según los dictados de su deontológica profesionalidad y no a las órdenes de una jerarquía torticera y prostituida.
En segundo lugar, la mayoría de la profesión periodística «goza» de condiciones laborales indignas. Una cooperativa no es la panacea, pero al menos otorga a cada trabajador capacidad de decisión y una cuota equitativa de poder. Será la coyuntura económica la que obligue a apretar los dientes, o el culo, y no un puntual capricho explotador o un ramalazo esclavista.
Una sociedad cooperativa tiene vocación perenne, y no se ve afectada por la deriva genética ni el relevo generacional. Un proyecto cooperativo está por encima de las personas que lo forman, es abierto, democrático… los que hoy echamos a andar mañana podemos ser sustituidos o complementados por nuevos «brotes verdes». A nivel empresarial, no existe una forma jurídica mejor para un sueño que nació del corazón.
Otras de las bondades de este modelo societario son el alto grado de compañerismo y el desempeño solidario del trabajo. Si desde un principio puse encima de la mesa cooperativa todo el esfuerzo acumulado de años, esto se vio sobradamente correspondido por mis compañeros a base de firme compromiso, abnegada responsabilidad y denodada voluntad. Como pueden comprobar, llevamos meses preparando los mimbres de esta iniciativa y trabajando por amor al arte periodístico.
Sí es cierto que las decisiones colectivas necesitan más tiempo que las individuales. Sin embargo, si ese tiempo se pierde en enriquecedores debates sobre la libertad de expresión, el carácter transformador que debe tener, o no tener, el periodismo, o incluso en hipotéticas depilaciones anales de los líderes políticos nacionales, créanme que merece la pena.
¿Una colmena democrática? Pues sí, eso es una cooperativa, y qué quieren que les diga, yo que soy un zángano de vaquero y camiseta, nunca me vería como una reina de tiara y Valentino.
Gracias
He querido despedirme a nivel particular y darles una explicación, como aquel berlanguiano alcalde de Villar del Río, sobre el devenir de este espacio que, al fin y al cabo, también les pertenece a ustedes. Un breve adiós individual tras nuestro bautismo cooperativo, antes del hola colectivo.
Les doy las gracias por venir, tan emocionado como lo haría Lina Morgan y les pido su apoyo en esta nueva andadura. Prometo, como desde el primer día que asomé la cabeza a través de la ventana de internet, compromiso con la ciudadanía, con los gorriones, trabajo honesto e independencia. Tomen en prenda lo más valioso que tengo: mi palabra y mi honor. Les necesitamos, nuestra supervivencia depende y dependerá sólo de ustedes. Así pues, espero que sepamos ganarnos su cariño y confianza.