Es una consecuencia que se produce con Las Tablas completamente inundadas. A partir de ahí, el agua sobrante recorre el Guadiana río arriba, algo que viene sucediendo desde hace varios días. De Molemocho rebosa y ya ha llegado a los pies de Griñón, por el canal y, en paralelo, por el cauce natural. Kilómetro y medio más arriba el Guadiana permanece estancado en La Peñuela con el caudal proveniente del Azuer. Las lluvias invitan a pensar que el Guadiana terminará por unirse. Sería un hecho que no se produjo ni tan siquiera con el ciclo de precipitaciones de hace trece años. Una expresión de la naturaleza “singular” y cuando menos, “curiosa”.
En este sentido, Ruiz de la Hermosa cree que en poco menos de un mes “seguirá su curso y podría producirse esta unión de corrientes”. Este fenómeno es producto de las precipitaciones de las últimas semanas cuya tendencia continuará, atendiendo a los pronósticos meteorológicos para los próximos días de chubascos, al menos, durante toda la semana. Los 346 litros caídos en lo que va de año hidrológico (de septiembre hasta este fin de semana) han propiciado que el agua acerque cada vez más ambos puntos del Guadiana, uno procedente de Las Tablas, y el otro del desemboque del Azuer.
Además, la situación actual está favoreciendo que se empape la zona del preparque, donde se originaron los focos de autocombustión.
El concejal valora este hecho. Sin embargo, comenta, “en breve estará aún mejor y se notará una nueva subida”. De hecho, explica, el viernes la cota de agua se situaba a media altura en los tres ojos del puente de Molemocho, molino que junto al de El Nuevo, flanquea Griñón. Entre los dos últimos, La Peñuela, punto intermedio donde podría producirse en el encuentro de ambos ríos.
Por otro lado, Ruiz de la Hermosa destaca las filtraciones naturales que se producen desde la presa de Puente Navarro hacia Flor de Ribera.
“El estado del parque nacional Tablas de Daimiel, el resucitar de los caudales de los ríos Azuer y los aportes procedentes del Cigüela”, significan para Ruiz de la Hermosa “un milagro de la meteorología” que, unido al agua procedente de los pantanos de Vallehermoso o las Lagunas de Ruidera, benefician esta comarca.
Una “lotería llegada desde varios frentes como el tiempo, la tubería manchega o la modificaciones en los cultivos, factores –comenta- cuyo ahorro en las extracciones pueden propiciar una situación más favorable que hace trece años al respecto del acuífero”. Según dice, “es cuestión de, con la mentalidad actual, hacer un buen uso, más que buscar culpables de la buena o mala situación; colaborar y contribuir a conservar el medio de cara a que se mantenga para futuras generaciones”. Ramón Ruiz de la Hermosa entiende que en junio el Azuer, como antaño cuando comenzaba la siega, “llevará agua”. A esto contribuirá que el acuífero 23, como el 19 y el 24, “no tienen evaporación”.
