Durante diez intensos días de trabajo, del 21 al 31 de enero, en el Hospital Universitario de La Paz de la capital haitiana, esta pediatra junto a otros médicos, personal de enfermería y Hermanas de la Caridad se ha hecho cargo de la atención de niños y niñas de todas las edades que resultaron heridos como consecuencia del fuerte terremoto.
Según explica la pediatra del hospital tomellosero, la patología más frecuente que han atendido han sido fracturas de fémur y otros traumatismos, heridas complicadas y amputaciones, aunque también ha habido momentos para la vida y la alegría como los nacimientos sin complicaciones de un buen número de bebés.
Cada día han realizado más de 50 curas y han atendido y organizado la planta de hospitalización de este hospital donde ingresaban diariamente entre 10 y 12 niños, de los que en algún momento la mitad eran recién nacidos.
Este intenso trabajo, junto a las precarias condiciones en las que lo han tenido que llevar a cabo y, sobre todo, la situación de desamparo en la que han quedado los niños, ha hecho que el trabajo haya estado impregnado de una inevitable e intensa carga emocional, aunque lo importante, según dice la pediatra, “es haber realizado un trabajo útil para la población”.
En otras ocasiones, además de la atención estrictamente médica, el equipo de pediatría del Hospital Universitario de la Paz se ha hecho cargo de los niños que se han quedado sin familia.
Nieves de Lucas viajó desde Madrid hasta Haití el 21 de enero formando parte de un equipo compuesto por un ginecólogo, dos traumatólogos, seis médicos de emergencia, personal de enfermería y personal técnico logístico, imprescindible en una misión de estas características.
Su trabajo, junto al realizado por otros equipos sanitarios españoles desplazados hasta el país caribeño, ha sido muy importante para paliar los primeros efectos de esta catástrofe, aunque, tal como pide De Lucas, “lo importante ahora es no olvidarles porque si antes del terremoto era un pueblo pobre, ahora no les queda nada”.
El terremoto de Haití se produjo el pasado 12 de enero con una magnitud de 7,3 en la escala Richter. La localización del epicentro a unos 15 kilómetros de Puerto Príncipe provocó unos efectos devastadores para el país.