Para la Hermandad de la Buena Muerte la presencia de los franciscanos en Alcázar de San Juan contribuyó al desarrollo de la ciudad y de los alcazareños. No hay que olvidar que con la llegada de la Orden también llegó la Universidad y la formación superior para los alcazareños. Entre los muros franciscanos se impartían las cátedras de gramática, filosofía, arte, teología, entre otras. Con los franciscanos también llegó la devoción al Santo Cristo de la Buena Muerte, ligado a la Universidad de Alcázar de San Juan.
Los franciscanos, en opinión de la Hermandad de la Buena Muerte, han sabido llevar a los largo de la historia, la espiritual del Pobre de Asís a los habitantes de Alcázar de San Juan a los que han socorrido en el amplio sentido de la palabra.
En la memoria de todos está el trabajo que dejaron en Alcázar de San Juan los Padres, Juan Antonio, José Comino, Utiquio González, Victoriano Chico, Victoriano Camacho, Luis Pérez, Manuel Ortega, entre tantos franciscanos que han pasado por el convento del Altozano de la Inmaculada a lo largo de estos cien años.
