Mientras sonaban las campanadas y comíamos las uvas, tratando de no atragantarnos, muchos repasábamos mentalmente lo bueno y lo malo que nos ha dejado el 2009. Pero, con la vista puesta en el nuevo horizonte del año que comienza, los deseos llenan la mente de la mayoría.
La salud y la felicidad son ya un clásico entre los deseos de cada año, que no deja de repetirse.
Pero la actual situación económica está muy presente en la mente de casi todos. Que acabe la crisis, que no nos falten el dinero y el trabajo son otros de nuestros anhelos para 2010. Aunque algunos prefieren que sea la suerte la que nos solucione la papeleta en forma de lotería.
Tampoco nos olvidamos de los que sufren en el resto del mundo y la paz es uno de nuestros deseos más altruistas.
El amor ha sido el gran olvidado entre los deseos de Año Nuevo. Después de todo, parece que la crisis es solo económica y comenzamos el 2010 bien surtidos de este preciado bien. Que sus deseos, si son buenos, se hagan realidad.