Por eso, ante los últimos anuncios de trasvases no podemos perder la perspectiva global de la situación y no debemos dejarnos llevar por análisis cortoplacistas. Una política sistemática de trasvases, como alternativa fundamental en la recuperación del Parque y las masas de agua, agravará a medio y largo plazo nuestra situación, nos hará cada vez más dependientes de recursos externos y no solucionará de raíz el problema.
Para llegar a soluciones reales, de largo alcance y sostenibles, es necesario un análisis pormenorizado, objetivo y aportando soluciones viables desde el punto de vista ambiental y social. Este análisis, debe tener en cuenta el contexto del que forman parte Las Tablas: el Alto Guadiana y la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda.
Desde nuestro punto de vista, los partidos políticos a nivel autonómico y estatal han promovido un modelo de desarrollo agresivo, un concepto equivocado en la gestión y preservación del medio natural y, cuando han surgido los problemas, han carecido del coraje de adoptar medidas realmente eficaces.
En cuanto a las organizaciones profesionales agrarios y los grupos ecologistas, las primeras, en general, han primado a menudo la defensa de sus intereses, apostando por un modelo agrario ambientalmente insostenible potenciado desde los propios grupos políticos. Los segundos, por su parte, pensamos que no han sabido o no han podido conectar con la sociedad a la hora de alertar de la gravedad del problema y de buscar soluciones ambientales y sociales al mismo.
Asimismo, creemos que la ciudadanía de nuestro entorno peca de pasividad e indiferencia, sin querer tomar parte activa en la búsqueda de soluciones. No podemos permitirnos el lujo de una ciudadanía que se desentiende de sus recursos naturales y culturales, que son la base de su economía.
Hacemos esta reflexión para conseguir una aproximación a la realidad presente y, partiendo desde ese análisis, promover un gran pacto ciudadano y político que nos permita revertir esta situación bajo la perspectiva de un nuevo modelo de gestión del agua y los recursos, un modelo económico alternativo que sea, en la práctica diaria, sostenible. En ese sentido es también imprescindible contar de manera urgente con una estrategia para empezar a abordar las repercusiones que el cambio climático tendrá en la disponibilidad de agua y sus incidencias en otras áreas de la vida en la región.
Creemos que es el momento trabajar todos y todas de forma cooperativa, sin olvidar cómo y por qué se ha llegado a esta situación. Hacemos un llamamiento para un gran Pacto Regional Político y Social por el Agua, que ayude a que el Plan Especial del Alto Guadiana consiga los objetivos de recuperación y preservación de las masas de agua superficiales y subterráneas, que se cumpla la Directiva Marco del Agua y que conservemos la catalogación de Reserva de la Biosfera para la Mancha Húmeda.
En esa línea de trabajo compartido, Movimiento por Las Tablas y el Río Guadiana propuso en Junio del 2008 la puesta en marcha de un Pacto Local por el Agua a nivel municipal en un marco de consenso y trabajo conjunto con los partidos políticos presentes en el Ayuntamiento de Daimiel. El pasado Septiembre, tras un año de encuentros, tuvo lugar la última reunión con PSOE, PP e IU, lográndose un documento consensuado, cuya firma se realizará el próximo día 5 de noviembre, habiéndose ya comprometido PP e IU y estando a la espera del PSOE.
Queremos insistir que fue en el mes de septiembre cuando se cerraron los últimos flecos, alcanzándose el acuerdo de proceder a su firma en octubre, una vez comunicado a las respectivas Asambleas. En ese sentido, no podríamos entender que el PSOE, representado en la figura del Alcalde, y quien a lo largo del proceso ha realizado interesantes aportaciones, no firmara un documento que también es obra suya y para el que ya dio el visto bueno.
Para finalizar queremos hacer hincapié en que es realmente indispensable la voluntad política y social de abordar la problemática que venimos sufriendo por el expolio y abuso del Acuífero 23 debido a un modelo agroeconómico que ya nadie reconoce como aceptable.
PERDURA LO QUE UN PUEBLO DEFIENDE.