1.- La mayor parte de las normas que contiene la ordenanza no han salido de ningún despacho de la Concejalía de Movilidad ni del cerebro de ningún funcionario o concejala. La ordenanza se ha basado en las ordenanzas de movilidad de otras grandes ciudades de España (Madrid, por ejemplo), en las que también hay prohibiciones tan rocambolescas como la de saltar en la calle. En cualquier caso, y si nos centramos sólo en Ciudad Real, la prohibicón de saltar en la calle ya estaba contemplada en la Ordenanza de Movilidad de 1999.
2.- Estas rocambolescas prohibiciones tampoco han sido fruto de un sesudo trabajo en pro de una mejora en la movilidad urbano. Gran parte de las mismas son normas que en muchos sitios de España se remontan a los años 30 del siglo pasado. Lo que pasa es que con el paso de los años nadie se ha preocupado de quitarlas y ahí siguen. Por ello, es absurdo pensar que un policía de Ciudad Real nos multará por ir saltando por la calle, ya que no lo ha hecho nunca hasta ahora.
3.- No obstante, el hecho de que algunas de las normas no vayan a ser seguidas a rajatabla no es excusa para la concejala: una grandísima parte de las normas que contiene la ordenanza no sólo son injustas, sino que también insultan a la inteligencia de cualquier persona con dos dedos de frente. De hecho, algunas normas como «Formar grupos en las vías que entorpezcan la circulación» (multada con 75 euros) o «Carecer de autorización municipal para la realización de prácticas o ensayos que afecten a la vía pública» (otros 75 euros) podrían ser incluso inconstitucionales y vulnerar el derecho ciudadano a la reunión. Por otro lado, y pese a que la concejala de Movilidad, Teresa Aguirre, asegure que esta Ordenanza no tiene afán recaudatorio, esto es algo difícil de creer si tenemos en cuenta que, en los Presupuestos de 2009, el Ayuntamiento de Ciudad Real ha previsto un incremento brutal de las recaudaciones a los ciudadanos.
4.- La indignación pública ante la Ordenanza surgió a primeros de julio, cuando fue incluida en el Boletín Oficial de la Provincia, pero la Ordenanza fue aprobada ya en el Pleno del Ayuntamiento de Ciudad Real el 27 de marzo con los votos a favor del PP. El silencio del resto de partidos ante esta ordenanza ha sido prácticamente unánime. El PSOE sí que se opuso a la Ordenanza, pero ni mucho menos como lo hace ahora. En el siguiente vídeo podemos ver el debate sobre la Ordenanza Municipal de Regulación y Ordenación de aparcamiento (minuto 21:20) y la Ordenanza Municipal de Movilidad (minuto 54:30). La postura del PSOE se centró en criticar el hecho de que los ciudadanos puedan multar a los malos conductores; en ningún caso en las prohibiciones que ahora lleva por bandera el PSOE:
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En cuanto al resto, UPyD e Izquierda Unida se están quejando ahora, pero no dijeron nada en su momento. En general, la tónica de todos los partidos ha sido la de protestar por la Ordenanza una vez que ésta ha salido en los medios de comunicación. Antes de es, nada.
5.- El Ayuntamiento de Ciudad Real ha vuelto a demostrar que tiene una interminable lista de personas a las que les debe favores. Estas personas no sólo tienen al Ayuntamiento cogido por donde más duele, sino que incluso consiguen que éste cambie todo tipo de ordenanzas, acuerdos y contratos que les perjudican. Ya pasó en su momento con la Banda de Música de Ciudad Real, que ejerció una presión brutal contra la concejala de Cultura, una presión ante la que el Ayuntamiento acabó cediendo y dándole a la Banda lo que la Banda quería, a pesar de que las pretensiones de la Banda pasaban por seguir con un modelo continuista que siempre se ha caracterizado por no hacer justificaciones de dinero y andar al límite de la ilegalidad. Ahora, y con la prohibición de «Participar en procesión no utilizando medios que eviten extender cera o producto similar sobre el firme», las Cofradías de Semana Santa se han quejado y han obtenido la rapidísima rectificación del Ayuntamiento. Y no cuela que Teresa Aguirre dijese que esa norma era un error del borrador, ya que la norma ya estaba contemplada en la Ordenanza de 1999.