Corin, una escritora con carácter «den…tellado»

No me gustan los obituarios, es más, los odio.

Escribí algunos de corazón y los publiqué, otros continúan en el baúl de los recuerdos, como el del gran CALLEJAS, el profesor por excelencia.

Una vez, hice uno para un joven que falleció en accidente de trafico y que su padre me pidió, pero nunca me dijeron si les había parecido bien el resultado, con lo cual yo entendí que no y en ese momento, decidí no repetir el error, mas aun teniendo en cuenta que al crío jamás le conocí y  en estas circunstancias es muy difícil y que  el resultado, ha de ser  frío y vacío, por mucho ahínco que le pongas.

Pero estas líneas no serán un obituario al uso, sino unas meras palabras de respeto no ya a una persona, (pues alguien que pare su primera novela a los 19, a los 25 tiene 100 títulos en las estanterías y es capaz de escribir durante 62 años, se aproxima mas a un animal, a una bestia, nacida para crear).

Tal útero cerebral, no es humano, no puede serlo. Baste basarse, en que los escritores mas prolíficos, suelen declarar  que es imposible escribir mas de una novela al año. Ella, escribía dos novelas cortas al mes.

Solo la vi dos veces, a pesar que vivía aquí: una tomando un café con algún familiar y otra cuando le inauguraron una calle con su nombre por estos lares, aparte de numerosos documentales televisivos.

No creo que nadie pueda decir que cuando hablaba, era confusa. Se ayudaba de silencios cortos y gesticulaba de forma determinante. Dejaba clarito lo que quería decir, huía de los formulismos o frases hechas. Torcía la cara y lanzaba su mirada, que mas que buscar la aprobación del entrevistador, decía claramente: “si te gusta lo que oyes bien y si no….

Una joya, con las ideas muy claras, que no conocía camino mas corto que la línea recta para expresar sus opiniones, vivencias, decisiones tomadas o por tomar.

Nadie debería decir nunca que un ser inteligente ha de contar por su boca el 30% de lo que pasa por su cabeza, habiéndola tratado.

El 100% es mas autentico, visceral y puro. “La Tellado” era un volcán en erupción y se de algunos / as que se pasaron días confeccionando un guión para entrevistarla y a la segunda pregunta, ella ya les había tomado el control.

El timón era su arma, en todas las facetas de su vida.

Pero murió… como no podía ser de otra forma, hace unos días, decidió que ya estaba HARTA, como tantas veces había confesado. Harta de algunas etapas , personajes o capítulos de su vida, hasta que se hartó de la vida misma.. y se fue.

Nada de arrastrarse por los campos literarios, buscando migajas, bastante se había arrastrado ya por la maldita sala de  diálisis.

Sin bajar la cabeza, “jamás la barbilla ha de tocar el pecho, si no es para reflexionar” –debería pensar- y con la cara levantada, orgullosa, entera y mirando al futuro, eligió negarse a caminar sobre la suave alfombra de jubilación serena.

Una ganadora, oigan, de las que prefieren hacerse el seppuku, a esperar que el enemigo la decapite.

Si leen “Lucha oculta” descubrirán el reflejo de su personalidad.

Hoy Viavelez llora, porque su hija predilecta marchó a otro lugar. De la misma forma que ella lloró la muerte de su padre, cuando apenas era una niña: “yo rezaba todos los días para que mi papa no se muriera… ahora ya no rezo” –dijo una vez, según cuenta Alberto Piquero en el Comercio de hoy domingo.

“Quizás me olvidé de vivir” pronunció en algún momento de melancolía, pero ya sabemos que las palabras se las lleva el viento.

Cuatrocientos millones de ejemplares vendidos y traducida a todos los idiomas del planeta, no es moco de pavo. Pregunten a escritores mundialmente reconocidos y escuchen lo que les dicen.

Hay quien asegura que sus obras son las mas leídas después de la Biblia y El Quijote, oigan y tomaba el café, aquí, en el bar de abajo sin darse un pijo de importancia.

Y hoy  me pregunto, si las suelas de sus zapatos se gastarían con el roce con la acera ¿o realmente levitaba?

Inclino mi cabeza ante ti, maestra de maestros. Solo una pregunta me ronda la cabeza en este final de mi texto y de tu vida… si tan mal te trató el amor, si el romanticismo te fue ajeno, ¿por qué basaste en esto, tu obra?

Respuesta que me viene de algún sitio desconocido: “pues por eso precisamente “tarugo”, por eso precisamente… ¡si es que no os enteráis de nada! Vaya junta-letras que estáis hechos. “En mis tiempos, habríais pasado mucha fame, neninos”.

Confieso no haber leído mucho de tu obra, pero eso no me impide admirar tus miles de folios escritos. Ave, Tellado, este incapaz, te saluda. Llévate nuestro respeto a Marte, tu planeta.

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